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salud, Paul Ryan
El presidente de la Cámara de Representantes Paul Ryan habla sobre el plan de salud del partido Republicano en Washington (EE.UU.). EFE

[OP-ED]: La trampa de Trumpcare

Lo que aprendimos del último “análisis” de la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés) sobre Obamacare y el plan de “revocar y…

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A saber:

Si la gente tiene seguro de salud, harán más uso de los servicios sanitarios--más visitas a consultorios médicos, más análisis, procedimientos y fármacos--y los gastos sanitarios se elevarán.

Si los gastos se elevan demasiado, las primas de los seguros también lo harán, y muchos norteamericanos no podrán pagar un seguro privado.

Si la gente de bajos recursos y otros individuos no pueden pagar seguro médico, no tendrán cobertura, a menos que alguien subsidie su seguro.

Si los subsidios se reducen más, mucha gente acabará sin seguro y la demanda de servicios sanitarios será menor.

En esencia, ésa es la historia del traspaso de Obamacare a lo que algunos llaman “Trumpcare”. Obamacare aumentó enormemente los subsidios para los seguros de los pobres y casi-pobres; pagó la expansión principalmente por medio de una serie de impuestos nuevos. La cobertura del seguro se expandió. En cambio, Trumpcare revocaría la mayoría de los aumentos fiscales y reduciría los subsidios. La cobertura del seguro, según cálculos de la CBO, caería. La CBO calcula que en 2026, 52 millones de norteamericanos carecerán de seguro, un aumento de 24 millones con respecto a los 28 millones que carecerían de seguro bajo Obamacare.

El principal cambio es con respecto a Medicaid, el programa de seguro conjuntamente federal-estatal para los de bajos recursos. Obamacare liberalizó los requisitos para recibir Medicaid y acompañó la expansión con mayores subsidios para los estados que aceptaran los requisitos más flexibles. Treinta y un estados y el Distrito de Columbia lo hicieron. Trumpcare reduciría drásticamente los generosos subsidios de Obamacare, y como consecuencia, dice la CBO, los estados establecerían requisitos más estrictos o reducirían otros beneficios de Medicaid. De los 24 millones de individuos sin seguro en 2026, 14 millones reflejarían la pérdida de Medicaid.

La CBO también predice que 7 millones de norteamericanos perderían el seguro proporcionado por sus empleadores, principalmente porque Trumpcare eliminaría, en efecto, el requisito de que las grandes empresas proporcionen seguro a sus trabajadores. Otros 3 millones de norteamericanos perderían su seguro de otras fuentes, entre ellas, los llamados intercambios, ya fuere por el encarecimiento de las primas o porque Trumpcare eliminaría la “obligación” individual para todos los adultos de tener seguro.

No está claro qué ocurrirá ahora. Una posibilidad es que los republicanos endulcen sus propuestas. Según la CBO, el efecto neto de eliminar los subsidios de Obamacare y los aumentos fiscales es un excedente de 337.000 millones de dólares entre 2017 y 2026 (es decir, los gastos caen alrededor de 1,2 billones de dólares y se recortan casi 900.000 millones de dólares de aumentos fiscales.) Esos fondos podrían aplicarse a Medicaid o a los créditos fiscales reembolsables que son la principal forma de subsidio de Trumpcare. Eso reduciría en cierta medida el número de no-asegurados.

Otra posibilidad es actuar con dureza--proceder con la propuesta actual y denunciar los cálculos de la CBO como incorrectos y sesgados. Hubo indicios de esa respuesta en la reacción inicial del gobierno. “Estamos en enérgico desacuerdo con el informe que se emitió,” dijo el Secretario de Servicios Humanos y Sanitarios, Tom Price. O los republicanos podrían volver a la mesa de dibujo y comenzar de nuevo.

Pero todo lo que hacen está lleno de obstáculos políticos. Algunos conservadores ya piensan que esa propuesta es demasiado generosa; los moderados y liberales piensan que es demasiado mezquina. Lo que está claro es que Trump y sus partidarios saben cómo “revocar”, pero no cómo “reemplazar”.

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