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Los problemas de Trump no se limitan solamente al público, sus propios camaradas de partido han comenzado también a alejarse de él a toda velocidad, temerosos de que su impopularidad sea tan contagiosa como el virus del Zika – y les cueste la elección. EFE
Los problemas de Trump no se limitan solamente al público, sus propios camaradas de partido han comenzado también a alejarse de él a toda velocidad, temerosos de que su impopularidad sea tan contagiosa como el virus del Zika – y les cueste la elección…

[OP-ED]: La peligrosa confusión de Trump

Vamos señores, denle algún crédito al hombre. Sí, es cierto que estos últimos días han sido un caos y un desastre para el cada vez más confundido y errático…

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Se supone que este sea su “período de luna de miel”, la época en que los presidentes tienen la mayor oportunidad de impulsar su agenda y de que se aprueben sus proyectos legislativos en el Congreso. Pero no Trump, quien en solo unas cuantas semanas ha conseguido enajenar a muchos congresistas nada menos que de los dos partidos con su comportamiento grosero, su ignorancia ofensiva y sus contradicciones ridículas.

Si quedaba alguna duda acerca de su total despiste, el despido del director del FBI, James Comey, dejó algo en claro: son pocos los vestigios de cordura en sus acciones, aunque oportunistas y aduladores intenten decir lo contrario. Tanto para sus partidarios como para los políticos republicanos ha llegado el momento de abandonar el barco si quieren evitar hundirse con el ocupante de la Casa Blanca, quien conduce el país inexorablemente hacia el naufragio.

No es de extrañarse que la tasa de aprobación de Trump sea un miserable 38%, muy por debajo que las de los últimos cuatro presidentes, de acuerdo a Gallup. Lo que sí es sorprendente es que, a pesar de que sus primeros cuatro meses en el cargo han sido un desastre y de haber recibido tres millones de votos menos que su adversaria, 40% de los encuestados todavía le den un pase de grado que dista mucho de merecer. Vaya usted a saber.

Los problemas de Trump no se limitan solamente al público, sus propios camaradas de partido han comenzado también a alejarse de él a toda velocidad, temerosos de que su impopularidad sea tan contagiosa como el virus del Zika – y les cueste la elección. Unos cuantos otros, aunque no muy diferentes en cuanto a su moralidad cuestionable, su racismo y su desprecio por los pobres y los inmigrantes, han decidido alejarse también, preocupados quizás por el futuro del país.

Al menos dos de los políticos republicanos que han criticado abiertamente a Trump están entre los más influyentes del senado: John McCain (Arizona) y Lindsey Graham (Carolina del Sur). El domingo Graham le dijo a Chuck Todd, conductor del programa Meet the Press, que si Trump realmente había grabado subrepticiamente su conversación con Comey durante una cena privada en la Casa Blanca, como ha insinuado, esas grabaciones deben ser “entregadas”. Como se ha reportado, Trump parece haber amenazado a Comey con hacer públicas las grabaciones – que nadie sabe si existen--si el exdirector del FBI habla con la prensa sobre su despido. 

“No te puedes hacer el gracioso acerca de las grabaciones”, afirmó Graham. “Si existen grabaciones de esta conversación tienen que ser entregadas. Dudo que existan, pero necesitamos despejar el ambiente”.

No olvidemos que la última vez que un presidente–Richard Nixon, otro republicano—admitió haber grabado secretamente conversaciones, tuvo que renunciar para evitar ser destituido (impeached).

Los demócratas no se conforman con exigir que las misteriosas grabaciones, si existen, sean entregadas y algunos han comenzado a pedir que se inicie el proceso de destitución del viejo actor de reality shows, un clamor que se ha hecho más amplio en los últimos días con la participación de columnistas y politólogos.

Afirmando que Trump no está “por encima de la ley”, el representante Al Green (D-Texas) pidió el lunes su destitución. “Ha cometido un acto que se castiga con la destitución y debe ser enjuiciado. Ese acto es obstrucción de una investigación legal de los nexos de la campaña del presidente con la influencia rusa en su elección presidencial en 2016”.

El congresista citó además el tuit de Trump en que este parece amenazar a Comney con revelar la conversación que sostuvieron en la Casa Blanca.

"Cuando estos actos se combinan equivalen a intimidación y obstrucción”, afirmó Green.

Si otro fuera el presidente, pocos hubieran dado crédito a la información exclusiva publicada el lunes por el Washington Post en el sentido de que Trump compartió información altamente sensible con el ministro ruso de relaciones exteriores y con el embajador de ese país la semana pasada en la Oficina Oval. Pero ya todos sabemos que de este presidente y de esta administración puede esperarse cualquier cosa.

Según el Post, mientras Trump hacía alarde de la “gran inteligencia” que recibe, sus revelaciones a los diplomáticos rusos ponían en peligro una fuente importantísima de inteligencia sobre el Estado Islámico –un arreglo de compartir información considerado tan sensible que los detalles no se han compartido con aliados y han sido restringidos incluso hasta dentro del gobierno de EE. UU.”, afirmaron funcionarios tanto retirados como en servicio activo.

¿Se acuerdan cuando Trump acusó a Hillary Clinton el 6 de julio en un tuit de “descuido en el manejo de información muy sensible y altamente clasificada” refiriéndose al escándalo de los emails? ¿Recuerdan que terminaba calificando a Clinton como “No apta”? Irónico ¿no es cierto?

Sí, es necesario destituir al viejo actor de televisión a la mayor brevedad. Solo así se podrá impedir que le haga más daño a la constitución, continúe su brutal represión de los inmigrantes y los pobres, y termine haciendo naufragar el país.

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