[Op-Ed] Colombia es Colombia
Imaginemos por un momento un escenario que nadie desea, pero que vale la pena contemplar, ¿qué pas
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Imaginemos por un momento un escenario que nadie desea, pero que vale la pena contemplar, ¿qué pasaría si Colombia se viera forzada a un distanciamiento comercial con sus principales socios? En el volátil tablero geopolítico actual en el que las redes sociales pueden convertir una chispa diplomática en un incendio internacional, este ejercicio de imaginación podría resultar más relevante de lo que pensamos.
Créditos: El universal
Supongamos que las tensiones diplomáticas escalaran hasta el punto de afectar los lazos comerciales. Colombia, que ha construido durante décadas un impresionante tejido comercial que representa más del 34% de su PIB, se encontraría ante un desafío sin precedentes. No estaríamos hablando sólo de números en una presentación de PowerPoint, sino de un terremoto económico que sacudiría desde los rascacielos de Bogotá hasta los cafetales más remotos.
¿Qué ocurriría con el petróleo crudo, el gigante que representa casi un tercio de las exportaciones colombianas? Los puertos que hoy rebosan de actividad podrían experimentar un cambio dramático. Donde ahora vemos una danza constante de buques tanqueros, podríamos encontrar una calma inquietante. Miles de profesionales especializados, desde ingenieros hasta expertos en logística internacional, tendrían que reinventarse y las empresas tendrían que luchar por encontrar nuevos mercados en un mundo cada vez más competitivo.
Crédito: Ministerio de Transporte de Colombia
El café colombiano, el verdadero embajador aromático que ha conquistado paladares en todo el mundo, enfrentaría su propio dilema. Los agricultores que por generaciones han cultivado el grano en las laderas de los Andes tendrían que contemplar un futuro incierto. No serían solo estadísticas de exportación las que estarían en juego; serían historias familiares, tradiciones centenarias y comunidades enteras las que tendrían que adaptarse a una nueva realidad.
Crédito: Federación Nacional de Cafeteros
Las flores colombianas, que hoy engalanan celebraciones como San Valentín desde Nueva York hasta Tokio, podrían quedarse sin sus principales escaparates internacionales. El sector turístico, que ha convertido a Colombia en uno de los destinos más vibrantes de Latinoamérica, podría verse afectado por la onda expansiva de las tensiones diplomáticas. Cartagena, Medellín y Bogotá podrían ver sus calles menos animadas, sus hoteles con más habitaciones vacías, sus restaurantes con menos comensales internacionales.
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Crédito: El colombiano.
El golpe al turismo sería particularmente doloroso en un momento en que Colombia acaba de superar la marca histórica de 6.2 millones de visitantes no residentes. Este sector, que ha transformado al país en un destino predilecto en Suramérica, vería amenazado su notable crecimiento. Los festivales que dan vida a las ciudades como el Carnaval de Barranquilla, el Carnaval de Negros y Blancos, la Feria de las Flores y la Feria de Manizales podrían perder su brillo internacional justo cuando más reconocimiento global están alcanzando.
Crédito: Colombia Turismo
Más preocupante aún sería el impacto sobre la conservación de la extraordinaria biodiversidad colombiana. Los páramos, que proporcionan el 70% del agua dulce del país y albergan especies únicas en el mundo, podrían verse amenazados si la falta de recursos internacionales dificulta su protección. La región Andina con sus 10,000 especies, la Amazonia con 6,800, y los ecosistemas del Pacífico con 7,500 especies necesitan una constante inversión en conservación que podría verse comprometida.
Crédito: 360 Radio
El país de los ecosistemas diversos como la cordillera Andina, la Amazonía, los nevados, las islas propias, el vibrante Caribe y las vastas llanuras de la Orinoquía, podría enfrentar nuevos desafíos en su lucha contra la deforestación y el cambio climático sin el respaldo de la cooperación internacional. La privilegiada posición geográfica de Colombia, con acceso tanto al Pacífico como al Atlántico, se convertiría en un recordatorio agridulce de las oportunidades perdidas en lugar de ser la ventaja estratégica que representa hoy.
Crédito: País Colombia
Sin embargo, de este ejercicio hipotético también podríamos extraer lecciones valiosas. Colombia podría verse obligada a acelerar la diversificación de sus mercados, fortalecer lazos con socios no tradicionales y desarrollar nuevas industrias. La pregunta no sería si el país podría adaptarse, pues la resiliencia colombiana está más que probada, sino cuánto tiempo y recursos costaría reconstruir lo que las disputas políticas podrían deshacer. En el ajedrez del comercio internacional, cada movimiento debe calcularse pensando varias jugadas adelante, porque las victorias momentáneas en el campo político podrían traducirse en costosas derrotas en el terreno económico.
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