[OP-ED]: Cacería de periodistas en México
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Unos días atrás, el 23 de marzo, Miroslava Breach Velducea, 54, corresponsal del periódico La Jornada en el estado norteño de Chihuahua, se convirtió en el tercer periodista asesinado este mes en México. El 19 de marzo, el columnista Ricardo Monlui fue muerto a tiros en Veracruz y el 2 de marzo, asesinaron a Cecilio Pineda Birto mientras lavaba su auto en el estado de Guerrero. Los tres crímenes permanecen impunes.
Breach era una profesional respetada que escribía frecuentemente sobre el crimen organizado y el tráfico de drogas. Sus valientes artículos tenían resonancia internacional. Recientemente había reportado sobre seis personas asesinadas en una sola noche en su estado, y sobre el descubrimiento de aún más fosas clandestinas. Le dispararon ocho veces cuando salía de su casa en su auto con uno de sus tres hijos. El joven resultó ileso, pero Miroslava murió camino al hospital.
“Estamos espantados por el asesinato brutal de Miroslava Breach,” declaró Carlos Lauría, del Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés). “Esta ola de violencia amenaza el derecho ciudadano de acceder a información vital, y daña la democracia mexicana al limitar el debate público. Instamos al gobierno federal mexicano a que ponga fin a esta violencia y lleve a los asesinos ante la justicia.”
¿Llevar a los asesinos ante la justicia? Es lo menos que se podría esperar que hicieran las autoridades. Pero no se haga ilusiones. Por lo menos 48 periodistas fueron asesinados en el 2016, y 72 en el 2015 en México, según el CPJ, lo cual le confiere la dudosa distinción de ser el país más peligroso para ejercer el periodismo en Latinoamérica. Según e; CPJ, prácticamente nadie ha pagado por esos crímenes.
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Activistas de derechos humanos en México afirman que, si bien el presidente Enrique Peña Gómez no perdió tiempo en condenar el reciente ataque en Londres, ha dicho muy poco sobre el asesinato de Breach y ha demostrado muy poco interés en terminar la racha de muertes de periodistas desde que asumió la presidencia. Los activistas señalan también que probablemente tantos periodistas hayan muerto a manos de las autoridades como de los narcotraficantes.
“¡Ustedes matan periodistas, Estado fascista!” coreaban centenares de manifestantes enfurecidos y frustrados que exigían justicia la semana pasada en Ciudad de México. ¡Fue el Estado!”
“El gobierno mexicano y las autoridades de esos estados no han hecho ningún esfuerzo por detener la violencia y los asesinatos de periodistas”, Prensa, No Disparen, una de las organizaciones participantes en la protesta, escribió en Facebook
No, no lo han hecho, y con cada periodista que muere, mueren también la libertad de prensa y la democracia mexicana.
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