Una de las noticias más impactantes, por supuesto, ha sido la eliminación de Italia, la cual pronosticaba hace muy poco desde esta misma columna. Junto a Estados Unidos, Holanda y Chile, los italianos, que no faltaban a una Copa del Mundo desde 1958, serán los grandes ausentes. Por otro lado, a la alegría de los suecos, verdugos de los azurri, o de los daneses, que protagonizaron una espectacular remontada en Irlanda, se une la de la última escuadra en clasificarse, Perú, una nación huérfana de Mundial desde 1982.

Curiosamente, tras disputar únicamente la primera Copa del Mundo en 1930, la selección peruana se convirtió en una de las mejores de Sudamérica a principios de los años setenta, manteniéndose entre los conjuntos más destacados durante doce años, en los cuales disputó tres Mundiales (1970, 1978 y 1982). En todos ellos, Perú realizó grandes hazañas y solo la mala suerte en el sorteo (en las tres jugó contra el campeón y el tercer clasificado) lo apartaron de las semifinales. En México 1970, los peruanos realizaron una espectacular remontada en un partido que perdían ante Bulgaria, 2-0, para acabar ganando 3-2. Alemania, en el Grupo, y Brasil, en cuartos de final, fueron demasiado para el cuadro de la franja roja.

Ocho años después, Perú se clasificó primero de Grupo, a pesar de vérselas con el subcampeón, Holanda, pero en la segunda fase sucumbió de nuevo ante Brasil y frente al que fuera más tarde ganador de la Copa del Mundo, la anfitriona Argentina. Aunque no pasaron de la primera ronda en España 1982, los peruanos tuvieron en jaque a los italianos, que se acabaron proclamando campeones.

Tras un empate injusto frente a Italia, Polonia se encargó de eliminar a Perú. Entre los jugadores más destacados de aquella época se encontraron verdaderas leyendas de la historia del soccer, como el delantero Hugo “Cholo” Sotil, que triunfó en el FC Barcelona, al lado del “Holandés Volador”, Johan Cruyff, y Teófilo Cubillas, quien marcó cinco goles en la Copa del Mundo de 1970 y cinco más en la de 1978, lo que lo coloca como el octavo máximo artillero, empatado con otros cinco futbolistas, de la historia de los Mundiales.

Sin embargo, después de todos estos éxitos, el balompié peruano se hundió en las profundidades de Sudamérica, donde selecciones como Paraguay, Colombia, Ecuador y hasta Bolivia le pasaron por encima inmisericordemente.

Es cierto que clasificarse para la Copa del Mundo en esta zona es más difícil que en cualquier otro lugar del planeta, pero las constantes ausencias del equipo de la franja roja en el Mundial demuestran una crisis de grandes precedentes. 

Rusia 2018 ha marcado un nuevo punto de inflexión en la historia del soccer peruano. Como los corceles de categoría, la selección de Perú fue de menos a más en el torneo clasificatorio. Después de sumar solo cuatro puntos (cuatro derrotas) en los primeros seis encuentros, los peruanos cerraron a tambor batiente, logrando once en los últimos cinco partidos (tres victorias), incluyendo empates claves en las dos jornadas finales, en Argentina y en Lima, frente a Colombia, lo cual significó clasificar para el repechaje contra Nueva Zelanda.

Las cosas tampoco fueron fáciles en esta fase a vida o muerte en la que la selección peruana comenzó igualando a cero en Oceanía. Sin embargo, el destino estaba marcado. Ante una nación entregada y con un gol del extremo Jefferson Farfán y otro del defensa Christian Ramos, los peruanos doblegaron en casa los neozelandeses, 2-0, para hacerse con la última plaza de acceso a Rusia 2018.

La Copa del Mundo se encara en este país con esperanza en el equipo que entrena el argentino Ricardo “El Flaco” Gareca, el hombre que ha sido capaz de devolver al fútbol peruano al sitio que perdió hace más de tres décadas.