Había una vez una pequeña isla volcánica, nación soberana desde principios del siglo XX, donde vivían poco más de 300.000 personas. A pesar de estar muy cerca del Polo Norte y no tanto del continente, pertenecía a Europa y, por ello, disputaba sus encuentros futbolísticos en esta región del mundo, donde hizo su debut en 1946. La suerte en los partidos eliminatorios siempre le era esquiva. En su casa, donde en el verano tenía 24 horas de luz y en el invierno, ninguna, era un rival correoso y complicado hasta para las grandes escuadras mundiales. Fuera, era masacrado sin misericordia una y otra vez.

A pesar de los contratiempos los Vikingos no cesaron en su empeño. Así, el delantero Eidor Gudjohnsen fue el primero en dejar la isla para acabar triunfando en la Premier inglesa con el Chelsea y en La Liga española, donde recaló en el FC Barcelona.

En Islandia el golpe de efecto se dio cuando Heimir Hallgrimsson, dentista de profesión, fue nombrado director técnico de la federación y segundo entrenador de la selección. La varita mágica de Hallgrimsson revolucionó el soccer islandés. De manera humilde, el nuevo ejecutivo futbolístico prefirió hacer tándem con el sueco Lars Lagerback, al frente de los Vikingos, en lugar de imponer su posición de mando.

Las cosas salieron rodadas a esta pareja que trabaja fenomenalmente de forma conjunta. La buena labor en el desarrollo de jugadores también dio fruto y la Cenicienta de Hielo comenzó a cosechar excelentes resultados, con los que estuvo a punto de clasificarse a la Copa del Mundo de 2014, siendo apeada por Croacia en la fase de repechaje.

Pero los mimbres eran robustos. Islandia no solo logró su billete para la Eurocopa de Francia 2016, apeando del camino en el grupo eliminatorio a la mismísima Holanda, sino que salvó la primera fase y protagonizó la gran sorpresa del torneo, dejando helada en octavos de final a Inglaterra, a la que doblegó por 2-1, con goles de Kolbein Sigorsson, jugador del Nantes, y Ragnar Sigurosson, futbolista que milita en el Everton inglés.

De esta forma, no nos puede causar sorpresa el hecho de que Islandia haya dominado con claridad la fase clasificatoria para la Copa del Mundo, concluyendo en primer lugar del Grupo I europeo, por delante de Croacia, Ucrania y Turquía. En la isla volcánica ya se ve con normalidad la salida de sus grandes estrellas a las potentes ligas del continente, como la inglesa, francesa o italiana. ¿Continuará el cuento de hadas el próximo verano o Islandia verá con crueldad rota su zapatilla de cristal? La repuesta, en Rusia 2018.