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Powell será el primer no-economista en encabezar la Fed desde la desastrosa asignación al cargo de G. William Miller por el presidente Carter, en 1978. Pero los paralelos son forzados. EFE
Powell será el primer no-economista en encabezar la Fed desde la desastrosa asignación al cargo de G. William Miller por el presidente Carter, en 1978. Pero los paralelos son forzados. EFE

[OP-ED]: Bienvenidos a la Reserva Federal de Powell

El foco inmediato del nuevo presidente de la Fed será cómo sostener la recuperación económica sin que las tasas de interés bajas alimenten la inflación o la…

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Será la Fed de Powell. 

Suponiendo que el Senado lo confirme, Jerome (“Jay”) Powell será el 16º presidente de la Junta de la Reserva Federal, a principios de 2018. Casi por definición, Powell se convertirá instantáneamente en el gobernante económico más importante del mundo. Pero ¿quién es Powell? Fuera de los círculos económicos, casi nadie lo conoce.

Pongámonos, entonces, al día. 

Powell será el primer no-economista en encabezar la Fed desde la desastrosa asignación al cargo de G. William Miller por el presidente Carter, en 1978. Pero los paralelos son forzados. Hay muchos economistas que consideran que las credenciales académicas no son esenciales. 

“Establecer una política monetaria [tasas de interés y condiciones crediticias] en la mayoría de los entornos económicos es bastante sencillo, y no creo que se necesite un doctorado de una universidad del Ivy League,” comenta el economista Mark Zandi, de Moody’s Analytics, que cuenta con un doctorado de la Universidad de Pennsylvania. 

Y lo que es más, Powell, que es abogado, pasó la mayor parte de su vida sumergido en mercados financieros. Powell es republicano y sirvió como alto funcionario del Departamento del Tesoro durante el gobierno de George H.W. Bush. Después de eso, se unió al Carlyle Group, una importante firma de capital privado, entre 1997 y 2005. El presidente Obama lo nominó para un puesto en la Junta de Gobernadores de la Fed, que ocupó en 2012. 

El foco inmediato de la Fed es cómo sostener la recuperación económica sin que las tasas de interés bajas alimenten la inflación o la especulación financiera. Para combatir ese problema, la Fed ha ido elevando gradualmente las tasas de interés de 24 horas desde 2015. Las tasas pasaron de cero a su actual margen, entre un 1 por ciento y un 1.25 por ciento. Además, la Fed está reduciendo su cantidad masiva de bonos. Eso también elevaría un poco las tasas de interés. 

Hasta ahora, la transición a tasas de interés más altas—realizada bajo la gestión de la actual presidenta, Janet Yellen—se ha desarrollado de manera suave. Powell ha apoyado  constantemente a Yellen, lo que sugiere mucha continuidad. 

Aún así, no hay garantías. El aumento de las tasas de interés podría tener un efecto contraproducente. Aquí, nuevamente, aparece Zandi. 

“El desempleo parece destinado a caer por debajo del 4 por ciento, lo que creará presiones inflacionarias de salarios y precios,” dice. “Los inversores esperan que las tasas de interés se eleven—pero no tanto como lo esperan los miembros de la Fed, y sospecho que la Fed estará en lo correcto. Guiar hacia arriba las expectativas de los inversores en las tasas de interés sin provocar una venta masiva de acciones globales, bonos y mercados de bienes raíces comerciales será difícil”.

Seguramente habrá sorpresas. A algunos economistas les preocupa que la aprobación de la reducción fiscal republicana estimule la economía excesivamente. Para combatir las presiones inflacionarias resultantes, la Fed elevaría las tasas de interés más rápidamente de lo planeado. Eso podría provocar una ralentización o recesión. 

Entre los que trabajaron con Powell hay muy buena voluntad. Un economista demócrata (que hubiera preferido que nominaran a Yellen en un segundo período y quien prefiere permanecer anónimo) lo expresó de la siguiente manera: “Es un tipo bárbaro y se lleva bien con la gente. Ha desempeñado un papel conciliador. Es inteligente y no es un ideólogo”. 

William Hoagland, republicano y vicepresidente senior del Bipartisan Policy center, donde Powell trabajó durante varios años, utiliza palabras similares: “Es un hombre en el que se puede confiar, un individuo sólido. Es accesible.” (Mientras estaba en BPC, parte de las tareas de Powell consistía en persuadir a los republicanos de que no entraran en incumplimiento de pagos en la deuda nacional.)

Hay preguntas, por supuesto. ¿Estigmatizarán a Powell como una criatura de Wall Street?

No es pobre. Citando un reciente formulario de declaración financiera, el Washington Post calculó su valor neto entre 20 y 55 millones de dólares. 

¿Protegerá la cacareada independencia de la Fed? En un importante libro nuevo, la politóloga Sarah Binder y el administrador de fondos de cobertura, Mark Spindel, sostuvieron que la independencia de la Fed está exagerada (el título del libro: “The Myth of Independence”). 

Binder y Spindel sugieren un ciclo político: Cuando la economía se desempeña bien, el Congreso ignora la Fed; cuando la economía tropieza, tiende a echar la culpa a la Fed—y a restringir sus poderes o requerir más rendición de cuentas. Powell se pronunció en contra de muchas restricciones propuestas recientemente (por ejemplo, el requisito de que la Fed establezca las tasas de interés según una fórmula). 

El gran interrogante involucra a Trump. En una presidencia llena de sorpresas y virulencia, las relaciones entre la Casa Blanca y la Fed fueron notablemente calmas y monótonas. No hubo ataques personales ni agresivos tweets. 

Pero, ¿planea Trump reorganizar la Fed según sus propias prioridades? ¿Piensa que, de todos los candidatos plausibles para la presidencia de la Fed, Powell será el más susceptible a ser influido o intimidado? 

¿O estamos observando el ciclo Binder-Spindel en acción? ¿Por qué criticar la Fed cuando la tasa de desempleo está declinando y el Dow Jones está subiendo? Pero ¿qué ocurrirá cuando llegue el día, al azar, en que la tasas de desempleo se eleven y el Dow Jones baje? La Fed de Powell podría ser menos aburrida de lo que ahora imaginamos.