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El presidente Donald Trump habla en un mitin de campaña en el U.S. Bank Arena el 1 de agosto de 2019 en Cincinnati, Ohio. Foto: Andrew Spear / Getty Images
El presidente Donald Trump habla en un mitin de campaña en el U.S. Bank Arena el 1 de agosto de 2019 en Cincinnati, Ohio. Foto: Andrew Spear / Getty Images

Sí, Trump ama a los supremacistas

Este hombre y sus compinches son los ideólogos del odio racista que ha transformado a los Estados Unidos en un campo de exterminio. 

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Es un sentimiento devastador para la mayoría de los estadounidenses, o al menos debería serlo, entender en los más hondos recovecos de su conciencia, que la hipocresía y el oportunismo de Donald Trump son tan profundos, son tanto parte de su ADN, que incluso después de la terrible matanza de 29 personas en Texas y Ohio en menos de 13 horas, este ni siquiera posee la decencia para suplicar perdón al país y admitir que su retórica de odio ha alimentado la violencia racista que le ha costado la vida a tantos inocentes. 

 

Tiene que ser desesperante también darse cuenta de que mientras este hombre y sus compinches permanezcan en el poder, hay cero posibilidades de que se elimine o se controle el terrorismo racista. Ellos –Trump, Stephen Miller, Pompeo y todos los demás supremacistas blancos en la Casa Blanca– son los ideólogos del odio racista que ha transformado a los Estados Unidos en un campo de exterminio. 

 

Es por eso por lo que escuchar a Trump decir que "con una sola voz nuestra nación debe condenar el racismo, la intolerancia y la supremacía blanca", sería risible si no fuera por las tragedias que sus mentiras y su retórica de odio han ayudado a lanzar sobre la nación. Como era de esperarse, el presidente, receptor de grandes contribuciones por parte del NRA, no propuso nada efectivo para controlar las armas. 

 

Es casi surrealista, pero incluso después del manifiesto racista del asesino de El Paso y su confesión de que buscaba matar a la mayor cantidad posible de mexicanos para detener la "invasión", Trump propuso en un tweet vincular algunas vagas medidas de control con nuevas restricciones de inmigración. 

 

"Entonces, Trump piensa que la mejor manera de evitar que los supremacistas blancos maten a personas morenas inocentes es deshacerse de las personas morenas", publicó en inglés el periodista deportivo de Nueva York Roberto Abramowitz en Facebook. Esas “personas morenas”, por cierto, somos usted y yo. 

 

Definitivamente levantemos un muro. Un muro que impida que Trump y los terroristas supremacistas blancos “invadan” con su odio y su ignorancia las naciones al sur de la frontera.