AL DÍA ha sido, por encima de todo, un acto de Periodismo Independiente. 

Pero también, inevitablemente, un acto de emprendedores — que, entre otras cosas, ha hecho posible ese aguerrido acto de Periodismo Independiente.

Aquí, en AL DÍA, somos una prueba viviente de que nosotros —originalmente periodistas jóvenes e ingenuos— también podemos lograr convencer a los negocios de que nuestro acto de periodismo puede funcionar también en beneficio de sus intereses comerciales.

Pero, como consecuencia, también podría provocar lo que los abogados llaman un Acto de Dios:

Preservar el periodismo independiente y, como consecuencia, la democracia en los Estados Unidos.

Desarrollo de Negocio y Periodismo son dos caras de la misma moneda: Una no puede funcionar sin la otra.

Desarrollo de Negocio y Periodismo son dos caras de la misma moneda: 

La una no puede funcionar sin la otra, aquí en las trincheras donde batalla la industria con más dificultades para poder sobrevivir en los  Estados Unidos:

La de periodismo independiente y la de medios independientes de noticias.

Aquí, en AL DÍA, por ejemplo, tendremos la oportunidad de brindarles a Uds, estimados lectores, un periodismo aún mejor en los meses y años venideros, cuando logremos convencer a las corporaciones más grandes de nuestra ciudad del beneficios de tener una activa relación comercial con AL DÍA.

Que, como resultado, nos dará la oportunidad de añadir muchas más manos capaces a nuestra sala de redacción multicultural, y mucho más lectores a nuestras plataformas informativas.

Ya vivimos en América en una sociedad multicultural y el único periodismo que puede estar a la altura de este nuevo reto es lo que llamamos en AL DÍA “Periodismo transcultural”.

La desaparición de los medios de comunicación tradicionales —un hecho que será aún más evidente en los próximos años— ha sido el resultado directo del simple hecho de que los llamados “contables” (bean counters) en un momento dado “se tomaron” todo el control de la operación.

Mientras que los escritores, ocupados como estaban escribiendo sus buenos artículos, no se dieron cuenta de que esos “bean counters”, y los  propietarios de dichos medios (algunas veces inmensas corporaciones), solo se preocupaban por mantener el margen de ganancia por encima del 25% o más. Eso hizo millonarios a unos pocos, mientras que los despidos masivos y cierres de medios empezaron y la calidad del periodismo finalmente se vino del todo abajo.

El periodismo empresarial, en el manual de AL DÍA, es simplemente una de las formas de revertir eso por parte de los mismos periodistas. Al fin fuimos nosotros quienes empezamos esto.Queridos colegas de la sala de redacción: Nunca permitan que los vendedores, contables y patrocinadores, o el CEO, tomen todas las decisiones.

Ustedes son el equipo central al que se ha confiado la alta responsabilidad de defender la libertad de expresión individual, ese derecho universal adoptado por todas las naciones, inicialmente consagrado por los hombres libres que escribieron la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, aquí en la vieja ciudad de Filadelfia.

Nada puede ser más serio y precioso que eso.

Todos sabemos, como lo sabía Nelson Poynter en la Florida, que pasar eso por alto esto causará la eventual desaparición no solo de esa costumbre de respetar el derecho ajeno a la opinión propia, a la preservación de las salas de redacción independientes, sino también de nuestra democracia, tal y como la conocemos en los Estados Unidos de América, concebida en su primera capital, la ciudad de Filadelfia.

Las recomendaciones del Knight Commission Report son muy claras en este aspecto:

Lo que está en juego aquí es la  preservación del principio de la libertad de expresión, de la existencia de los medios periodísticos independientes y, al final, de la Democracia en los Estados Unidos de América y el resto del continente.

Periodistas de las Américas: La riqueza es vuestra, creedme.

El periodismo emprendedor es solo un camino para que caminemos en esa dirección, yendo allá afuera, tomando el toro por los cuernos y labrando nuestro destino con nuestras propias manos.

Mientras que el sector de la Fundaciones toma todo su tiempo para implementar sus propias recomendaciones, nosotros también podemos hacer nuestra propia contribución a través de aprender no solo a “escribir muy bien con una mano (¿con la diestra o la siniestra? ¡No importa!)...

...Pero eso sí, asegurándonos de que con la otra nos sostengamos  firmemente de la baranda…”