CARTAGENA de Indias, Colombia.- Esta ciudad caribeña ofrece a las personas sin techo forzados a dormir en la calle el regalo de una bóveda estrellada arriba, con una inmensa luna y una via láctea llena de gigantescos dragones y diminutos angeles que danzan cada hora desde la oscuridad hasta el alba.

Sin dinero para pagar una cama miserable en el barrio Getsemaní de Cartagena —asentamiento de lod esclavos y los pobres de la antigua capital financiera del imperio español—, el hombre que se convertiría en el colombiano más famoso del mundo, tuvo que recostar su cuerpo a sus 20 años en el frío mármol de un banco de un parque público, antes de ser arrestado por la policía, por esta violación del espacio público.

Es muy curioso que cuando se durmió para siempre, y su cuerpo se convirtió en cenizas por decisión de él y su familia, esas restos suyos fueron el motivo de una leve disputa diplomática entre dos gobiernos que reclamaron el derecho a quedarse con los ahora prestigioso polvo porque, en la opinión experta de sus representantes, ese polvo pertenecía a ese otro polvo de dos países diferentes:

México, ¿el país que le dio refugio durante  durante más de 40 años? ¿O Colombia, donde nació y vivió buena parte de los primeros 40?

Se ideó una solución salomónica, posible sólo en Macondo, el realismo mágico de sus "Cien años de Soledad," dando al país de su nacimiento la mitad de la jarra y al país de su exilio la otra mitad.

Mercedes Barcha, su esposa, una mujer muy práctica, aprobó de inmediato y con gusto la solución propuesta por esos hombres torpes.

“... Un periodista estridente que se atrevió a enfrentarse solito al gobierno autoritario de Colombia ...”

Entonces así sí podía tomar la foto oficial en la Ciudad de México, donde murió García, y en ella sonreirían todos —la gente que lo amaba con sinceridad y también los que lo odiaron con muchio gusto cuando estaba vivo-, pués él era el periodista estridente que más de una vez se atrevió a enfrentarse a esos gobiernos autoritarios que tuvo Colombia en el pasado.

Él solo, después de que ese gobierno decidiera echarle mano al escritor y ponerlo bajo arresto como ejemplo para aquellos que se atreveieran a critiocar. El era en esos tiempos el escritor nacional que no tenía pelos en la lengu.

Su máquina de escribir eléctrica, por ejemplo, que fue sacada apresuradamente de su casa en Bogotá cuando él decidió desalojarla y pedir asilo político en la Embajada de México, fue descrita por un colega periodista como “una poderosa ametralladora”—inofensiva mientras estaba abandonada en el piso del patio de esa casa— pero temida por políticos poderosos cuando Gabo tenía una hora de tiempo libre para expresar sus sentimientos frente a ese teclado.

Las cenizas de Gabirel García Márquez finalmente se repartieron a partes iguales entre Colombia y México.

En lo profundo de su sueño eterno, Gabo debió de sonreír con sarcasmo ante semejante locura de sus sweguidores en México y Colombia.

No entiendo muy bien por qué esos mismos funcionarios del gobierno en su natal Colombia no han decido hacer lo que parecer ser obvio hoy

No entiendo muy bien por qué esos mismos funcionarios del gobierno en su natal Colombia no han decido hacer lo que parece ser obvio hoy:

Convertir esa casa gigantesca  abandonada en un museo junto al océano, donde el único Nobel colombiano pueda literalmente volver a la vida.

Para el disfrute de miles de hombres y mujeres de todo el mundo que visitarían Cartagena solo para eso: Para tener la oportunidad de echar un vistazo a las medias rotas de Gabo, o a los “Zapatos Viejos” de su colega poeta cartagenero Luis Carlos López, o a su primera máquina de escribir “Underwood”, o a la cama “Pullman” que finalmente pudo costearse en la ciudad colombiana que intentó sin éxito hacer su segundo hogar, en su país natal que si bien lo amaba a morir, también encontraba la forma de mostrarle sus desaafectos.

“Un Tour a la Casa de Gabo” en Cartagena, Bolívar, Colombia, puede estar en proceso, según lo que imtuí durante mi última visita de cuatro horas la semana pasada a la Fundación Gabo, la institución que él fundó aquí y que que su buen administrador, Jaime Abello Banfi, ha mantenido viva durante 26 largos años.

A las buenas noticias, #ALDIAListas de todo el mundo:

AL DIA Media Educational Foundation, desde Filadelfia, trabajará con la Fundación Gabo, de Cartagena, sobre la obvia necesidad de integrar, reconciliar y tender un puente entre el Norte y el Sur, que ha resultado esquivo para generaciones previas, incluidos todos esos periodistas bilingües, biculturales y panamericanistas que nos han precedido.

El maestro Germán Arciniegas es solo uno de los tres escritores que más admiro n mi país natal.

El maestro Germán Arciniegas es solo uno de esos tres escritores que más admiro en mi país natal.

Esto es, junto a Don Gabriel García Márquez, el premio Nobel de Literatura que consideraba en ocasiones a la ficción algo secundario, comparado con el primer amor de su  vida, el de gatillo rápido que solo se lo permitía una profesión en el mundo:

¡La del PERIODISMO!