El Feminismo y la Risa, Aliados Inseparables
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Desde los inicios de la comedia griega, los políticos y los personajes públicos siempre se han visto retratados en el humor, como una estrategia disimulada de decir la verdad sin que salga muy caro.
Con la evolución del género –entre literatura, cine y música–, el fenómeno del humorista, o del stand up comedian, ha pasado de las simples observaciones cotidianas (Jerry Seinfeld) a la amarga y puntiaguda crítica política y religiosa (George Carlin), hasta la reivindicación histórica (John Leguizamo).
Sin embargo, con la llegada de los años 2000, otro fenómeno empezó a repuntar: el feminismo con humor.
En especial en América Latina, donde comediantes como Natalia Valdebenito (Chile), Malena Pichot (Argentina) y Sofía Niño de Rivera (México), pusieron la realidad de ser mujer en un prisma radicalmente diferente.
Con el fenómeno Netflix, y la apertura de nuevos espacios para la comedia en vivo, un creciente número de mujeres ha decidido romper el silencio y hacer al público darse cuenta, entre carcajadas, de la realidad de la violencia de género, las desavenencias entre hombres y mujeres, y dejar en claro que el momento del cambio es ahora.
Sin embargo, en países como Estados Unidos, la comedia sigue siendo una industria dominada por hombres y blancos, donde el debate de género, colorismo y raza, siguen siendo asuntos espinosos.
Es por ello que el trabajo de comediantes y productores como Samantha Varela, es más urgente que nunca. Como receptáculo de la realidad hispana en el país, Varela aborda temas como la raza, el color, el feminismo y la obesofobia, y además ha dedicado su trabajo a crear una comunidad en torno al humor.
En su conversación con AL DÍA, que el lector puede empezar aquí, Varela habla sobre su experiencia y sobre el trabajo que aún queda por hacer.
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