Conozca al ‘Trumpista’ ideal
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La semana pasada el representante republicano por Iowa, Steven King, presentó una enmienda para impedir que la histórica figura de Harriet Tubman apareciera en los billetes de $20. La enmienda fracasó, pero dice mucho de quién es el personaje que la introdujo.
Una especie de Donald Trump de bolsillo, King, igual que el probable nominado republicano a la presidencia, es un alarmista que se especializa en insultos y que nada tiene que ofrecer a la nación o al pueblo de EE.UU.
Sin embargo trabaja muy duro para asegurarse de que todos sepan que merece de sobra su reputación de racista insolente. Seguramente que sus electores le estarían muy agradecidos si hiciera algo por ellos en Washington.
Pero no, King, quien ha aparecido en todas las listas de los congresistas menos efectivos desde su elección en 2003, no ha hecho otra cosa que mentir y promover políticas racistas.
"Esto (remplazar a Andrew Jackson con Tubman) es activismo liberal de parte del presidente que está tratando de identificar a la gente por categorías,” le manifestó a Politico. "Esta es una propuesta divisiva del presidente, y la mía es unificadora (porque) no cambia nada”.
Si el racismo fuera una virtud, King estaría en los altares.
“El que King, un congresista que ha basado toda su carrera en discursos de odio y políticas xenofóbicas, acuse al Presidente Obama de dividir el país, es la definición de la hipocresía”, afirmó Andy McGuire, presidente del Partido Demócrata de Iowa.
Hay que admirar el descaro de este individuo. Un hombre blanco carcomido por la intolerancia y los prejuicios tratando sin ningún pudor de negarle a una mujer negra que fuera esclava y se convirtiera en héroe del abolicionismo el reconocimiento que merece.
Como era de esperarse, King, que inicialmente respaldó a ese extraño ser que responde al nombre de Ted Cruz, ahora apoya a Donald Trump. El insoportable millonario neoyorquino, que podría darle lecciones a King sobre racismo y propuestas estúpidas, piensa que remplazar a
Jackson, un hombre blanco dueño de esclavos, por Tubman, una mujer negra que fuera esclava, es “pura corrección política” (pure political correctness).
Pese a ser un pésimo congresista, King aparece en las noticias a menudo, casi siempre por las peores razones. Fue él quien en 2013 afirmó que los inmigrantes de Latinoamérica, específicamente los que califican para el Dream Act, tienen “pantorrillas del tamaño de un melón”, producto de transportar pesadas cargas de drogas a través de la frontera.
Tal es el racismo de King que, pese a su lastimosa mediocridad como legislador, ocupa un lugar de honor entre los extremistas en Washington.
“También podríamos electrificar el alambre (en la frontera) con la clase de corriente que no mataría a nadie sino que simplemente los desalentaría (a los inmigrantes) si se pusieran a jugar con él”, dijo King durante un debate sobre el control de la frontera. “Eso es lo que hacemos todo el tiempo con el ganado”.
Es lógico que este personaje despreciable que deshumaniza a los inmigrantes comparándolos con ganado apoye a Trump, quien los ha descrito como violadores y criminales, y piensa que tener el rostro de Tubman en los billetes de $20 no es más que “pura corrección política”.
Podrán decir lo que quieran sobre King, pero algo es indudable: el racismo de este miserable no discrimina a nadie, sino que odia por igual a los negros, los mexicanos y los pobres.
En pocas palabras, es el partidario ideal de Trump.
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