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Photo: courtesy of Alex Farmer.
Photo: courtesy of Alex Farmer.

Confesiones de un privilegiado: cuando la lucha de Puerto Rico no distingue clases

Carlos Farmer y Valeria Herrera Huyke fueron arrestados por el gobierno de Ricardo Rosselló en Puerto Rico. Su experiencia es testimonio del alcance de la…

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Mi nombre es Carlos Farmer. El primero de mayo del 2017, me arrestaron injustamente en el paro nacional que llenó las calles en Puerto Rico en contra de las medidas de austeridad del gobierno y de la Junta de Control Fiscal, y que fue el anticipo de lo que vemos hoy. 

Luego del arresto - el caso, y la foto de un beso, se volvieron icónicos. Es necesario hoy presentarles el porqué.   

El Gobernador Ricardo Rosselló había hecho una amenaza a los jueces que inevitablemente estarían manejando los casos de los manifestantes arrestados, diciendo que los estaba ‘velando’. Y es la narrativa de violencia de la supuesta izquierda - doméstica y extranjera - es la que incita a la violencia. Y con eso espera legitimar su mano dura y los gases lacrimogenos de los ultimos diez dias. Hoy, como en el 2017, Rosselló y sus secuaces no quisieron admitir que es el pueblo en su totalidad que se manifiesta. 

Un hombre fabricó cargos contra mi ex-compañera Valeria y yo sobre daños que supuestamente habíamos hecho y nos pusieron una fianza de $40,000. Que esté claro que Julia Keleher, la ex secretaria de Educación de la administración Rosselló, luego de ser arrestada por corrupción y fraude por los federales, pudo salir con fianza de $30,000. Miren bien: de $30,000.

En el momento del arresto nos tomaron una foto que se hizo viral y se convirtió en la imagen de esa lucha. Esto, combinado con el hecho de que mi ex-compañera es hija de una figura importante en Puerto Rico, hizo que el caso fuera extremadamente público. 

Los medios están siempre atentos, y no siempre de la mejor forma.  

La administración Rosselló quiso hacer de nosotros un ejemplo. Pasamos cinco meses bajo arresto domiciliario y no tuvimos audiencia preliminar. Violentaron nuestros derechos y libertades, aún luego de haberle dado toda nuestra evidencia de buena fe. El caso se cayó, no porque evaluaron la evidencia, sino porque se vencieron los términos prescriptivos. 

Es importante para mí dejar claro aquí que, aunque lo que pasé fue fuerte para mí, mis familiares y mis amistades, no fue nada comparado a lo que pasan la mayoría de los jóvenes en el sistema criminal de Puerto Rico. 

Yo soy un hombre blanco, criado en la sección pudiente de Guaynabo, de escuela privada, y esto me provee un privilegio y una sábana de seguridad que la mayoría de los puertorriqueños no disfrutan. 

Ese privilegio permitió que, con la ayuda de familiares, amistades y muchos solidarios desconocidos, pudiera salir de la cárcel bajo fianza. De hecho, la única razón que fui a la cárcel y no directamente a mi casa con grillete fue porque no teníamos línea de teléfono casero de Claro. (Claro es la compañía telefónico de Puerto Rico).

 El dinero de fianza lo teníamos en el momento en que se encontró causa para el arresto. Y no estuve en la cárcel ni 24 horas. Ese mismo privilegio consiguió que, de un día para otro, se instalará la línea telefónica en la casa, algo que simplemente no pasa en Puerto Rico. 

En la cárcel conocí jóvenes en situaciones similar a la mía, que llevaban meses esperando por vista preliminar. Esta es una clara definición de injusticia. 

Escribo esto ahora porque me parece más relevante que nunca considerando el ambiente político actual en la isla. Ricardo Rosselló, al igual que su padre Pedro Rosselló, tienen historial de oprimir y silenciar a ciudadanos que se manifiestan en su contra. Lo sé porque lo viví.

 Y lo viví nuevamente el pasado miércoles 17 de julio, donde casi medio millón de ciudadanos se manifestó en contra de lo que se ha convertido en una dictadura. El pueblo alzó la voz y luchó, y continuará luchando, en contra de Rosselló y sus secuaces corruptos. 

La fianza mínima de Keleher me parece otro ejemplo de ricos protegiendo a ricos. Quizás es porque ella está cantando, vendiendo a todos los que están involucrados con ella, para una sentencia reducida. 

¿Pero es eso justicia?

 Los ricos siempre se salen con la suya mientras los ciudadanos comunes, los que verdaderamente hacen que este país corra, se matan trabajando para tener algo de vida. 

Mi privilegio me hizo una persona desinteresada en la política hasta que me arrestaron. Me da vergüenza admitir que tuve que experimentar esa injusticia para abrir los ojos, pero así fue. Yo nunca he sido parte de esa ciudadanía que hace correr el país. Pero de igual manera me uno a la lucha.

Me dijeron una vez, por la foto viral, que yo era la voz de mi generación, lo cual encuentro injusto. Mi lucha ha sido una fácil comparada con la de las mujeres, las personas de color, la comunidad LGBTQ, nuestros hermanxs trans. Prefiero que ellos sean la voz de mi generación pues ¿qué sabe un blanquito de Guaynabo sobre lo que es sufrir a manos del gobierno?

 Pero si me estás leyendo, si puedo usar mi voz de alguna manera positiva, es para rogarte, por favor, que te unas a esta lucha. 

Los atropellos a nuestros derechos son incontables, y que violenten los derechos de un puertorriqueño es igual a violentar los derechos de todos. Demasiadas personas han sufrido, ha sido hurtadas, han muerto por la negligencia, la politiquería, la corrupción, las mentiras y el desinterés de Ricardo Roselló y los suyos para que ahora nos quedemos callados.

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