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Susan Collins, R-Maine, arrives on Capitol Hill on Friday. Getty.
Susan Collins, R-Maine, arrives on Capitol Hill on Friday. Getty.

Solo en Estados Unidos: el voto de una mujer garantiza la confirmación de un sospechoso de conducta sexual inapropiada ante el Tribunal Supremo

La Senadora Susan Collins ha otorgado el voto clave para que la confirmación del juez Brett Kavanaugh sea un hecho.

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Llamarle ironía no es suficiente.

Lo que sucedió en el Senado el día de hoy es una muestra impúdica de que el machismo, el sexismo y todo contra lo que lucha el movimiento #MeToo es más que real, y que no es un asunto sólo de hombres.

Tras la audiencia de la Dra. Christine Blasey Ford por sus acusaciones contra el nominado presidencial a la Corte Suprema, Brett Kavanaugh, por abuso sexual cuando ambos eran adolescentes, la iracunda contra-argumentación del candidato, y una investigación “relámpago” del FBI, el Senado ha procedido a votar a favor de la nominación de Kavanaugh al principal órgano legislativo del país.

Aún cuando se sabía que la mayoría en el Senado respaldaba al candidato y que su control en el Congreso haría difícil la votación, lo que nadie esperaba era que precisamente una senadora otorgara el voto decisivo en la confirmación.

Los únicos republicanos dudosos al respecto hasta este viernes eran el Senador Jeff Flake de Arizona y Susan Collins de Maine, poniendo en riesgo la nominación después de que la nominada Lisa Murkowski de Alaska rompiera con su partido y votara en contra.

El Partido Republicano es conocido por ser profundamente conservador, blanco y masculino, es por ello que el país esperaba que fueran los votos femeninos los que respaldaran las declaraciones de tres mujeres que aseguraron haber sido víctimas de malas conductas sexuales por parte de Kavanaugh, y rechazaran los hallazgos de una investigación a medias.

Pero cuando la senadora Collins tomó el suelo del Senado y aseguró que votaría a favor del candidato, todo el movimiento feminista del país y quienes vieron el testimonio de la Dra. Ford no pudieron sino sentirse traicionados.

Collins garantizó así que un hombre conocido por sus posturas antiabortistas, anti-inmigrantes y por haber demostrado el peor de los caracteres llegue a la Corte Suprema.