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El presidente de los Estados Unidos, Donald J. Trump(i), y el senador de Texas Ted Cruz (d) participan en un mitin el lunes 22 de octubre de 2018, en Houston, Texas (EE.UU.). EFE/Larry W. Smith
El presidente de los Estados Unidos, Donald J. Trump(i), y el senador de Texas Ted Cruz (d) participan en un mitin el lunes 22 de octubre de 2018, en Houston, Texas (EE.UU.). EFE/Larry W. Smith

Trump se monta de nuevo en el vagón Cruz y usa la inmigración como arma de campaña

El presidente volvió a poner todo su empeño en hacer campaña por uno de los pocos candidatos Latinos en la bancada Republicana para las elecciones de mitad de…

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En la política estadounidense todo tiene que ver con perspectiva, pero en la era Trump pareciera tener más que ver con las paradojas perennes.

Tras el auge de la campaña de Beto O’Rourke en Texas, la posición de Ted Cruz ante el electorado necesitaba un empujón presidencial urgente. Es por ello que Trump decidió desplazarse a Houston el día lunes para participar en un mitin a favor de la reelección del Latino Republicano asegurando que “esta será la elección de la caravana, de Kavanaugh, de la ley y el orden, de los recortes fiscales y del sentido común”.

Según explicó Politico, el show fue nuevamente a favor de Trump, y muy lejos de la campaña de Cruz per se.

“El mitin de Houston fue en su mayoría pro-Trump, considerando que los anuncios de la campaña de Trump superaron con creces la parafernalia de Cruz, y cuando el presidente subió al escenario abordó sus temas de conversación favoritos”, amplía el medio.

El presidente se enfocó en atacar a los demócratas y culparles del “problema en la frontera”, así como también utilizó la Caravana que transita México desde el sur para avivar el voto a favor de Cruz.

“Los Republicanos creen que debemos proteger los beneficios públicos para los estadounidenses realmente necesitados, no para los extranjeros ilegales”, dijo el presidente. “Mientras hablamos, el Partido Demócrata está alentando abiertamente a millones de extranjeros ilegales para que rompan nuestras leyes, violen nuestras fronteras y abrumen a nuestra nación. Los Demócratas han lanzado un asalto a la soberanía de nuestro país”.

La verborrea presidencial fue síntoma inequívoco de la desesperación ante la Ola Azul de las elecciones de mitad de período que se vuelve cada día más palpable.

El mismo día lunes, Trump recurrió a Twitter para amenazar nuevamente a Guatemala, Honduras y El Salvador con recortes de ayudas económicas si seguían permitiendo el viaje de inmigrantes hacia la frontera sur de Estados Unidos, lo que especialistas como Sarah Blodgett Bermeo de la Duke University han catalogado como un error, pues “recortar fondos para programas que se supone que deben luchar contra el tráfico de drogas… en realidad no sería tan productivo (en términos de detener la migración ilegal”, según explicó al Washington Post. “La gente va a seguir huyendo mientras (la situación) sea así de mala”.

La receta sigue siendo la misma: a la hora de despertar votos, el tilde “nacionalista” de Donald Trump sigue siendo el motor más fuerte. Es por ello que campañas como las de Beto O’Rourke han tenido que batallar desde la orilla contraria, sin dinero de Comités de Acción Política y directamente en el terreno para contrarrestar la maquinaria anti-inmigrante de un presidente que insiste en depurar su ciudadanía de todo lo que se vea diferente a él.