¿Cuáles son los intereses de Trump en el acero argentino?
A finales del año pasado, Trump anunció nuevos aranceles sobre el acero argentino, que aún no se han hecho efectivos. Entender estas medidas requiere varias…
El 2 de diciembre de 2019 el presidente Donald J. Trump anunció que impondría nuevos aranceles al acero argentino y brasilero bajo el argumento de que los países suramericanon estarían devaluando intencionalmente su moneda, lo que iría en detrimento de la industria metalúrgica norteamericana.
Brazil and Argentina have been presiding over a massive devaluation of their currencies. which is not good for our farmers. Therefore, effective immediately, I will restore the Tariffs on all Steel & Aluminum that is shipped into the U.S. from those countries. The Federal....
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) December 2, 2019
Pese a que en su tweet anunció que los aranceles se harían efectivos inmediatamente, aún no se ha manifestado sobre qué tan altos serían para argentina (en el caso de Brasil se retractó). Hace falta una lectura compleja para ver todas las posibles implicaciones en la imposición de estos aranceles.
Una de las interpretaciones, de cara a las elecciones presidenciales de este año, es que se trata de una medida aparentemente proteccionista de la industria norteamericana, pero en realidad orientada a ganar votantes. Esto pues el principal país del que Estados Unidos importa acero es Canadá. La importación de hierro (el acero es hierro con un contenido de carbono más alto) que hizo Estados Unidos de hierro argentino no llegó al 1%, a datos del 2017. En contraste, también a datos del 2017, Argentina exportaba a Estados Unidos un porcentaje muy alto de su producción de acero, que podría llegar al 45% para algunos productos.
Sin embargo, una cosa es el impacto real que una medida proteccionista tan pequeña pueda tener en una economía del tamaño de la estadounidense y otra la impresión que deje en el electorado, posiblemente mucho mayor.
Desde esta perspectiva, la imposición de aranceles correspondería a una estrategia electoral.
Para ver la otra cara de la moneda es necesario remontarse al 2012, para empezar a entender los conflictos de interés que Trump tiene en Argentina. El 2 de diciembre de ese año se hizo pública la sociedad entre Donald Trump y la gran constructora argentina YY Devolpment Group. Juntos se embarcaron en la contrucción de la Trump Tower de Punta del Este, una enorme obra con un costo de 120 millones de dólares.
Por esta misma época empezaron a planear la construcción de otro proyecto en Buenos Aires, frente al obelisco. Este proyecto tendría un costo de 150 millones de dólares, sin embargo, las licencias de construcción se demoraron en llegar.
En 2016, al posesionarse Trump, hubo un incidente resonado. Al saberse el triunfo de Trump en las eleccioes, el entonces presidente de Argentina, Mauricio Macri, se vio en la necesidad de llamarlo a felicitarle. Este gesto, que en principio es de protocolo, tenía el agravante de que en el pasado había habido roces entre los dos en el mundo de los negocios inmobiliarios. Por consiguiente, esta llamada tendría el propósto estratégico de suavizar las relaciones personales entre ambos. De acuerdo a lo que ha sido reportado por varios medios, en esta llamada Trump le comentó a Macri que tenía detenido aquel proyecto por 150 millones de dólares, a lo cual Macri habría respondido que la inversión extranjera era bienvenida. El incidente fue desmentido sin mayor trascendencia.
Fuera cierta o no la mención durante la llamada, el 27 de diciembre de 2017 la empresa DTTM OPERATIONS LLC solicitó la licencia de construcción, bajo la representación de OBLIGADO & CIA, una firma argentina de abogados. DTT OPERATIONS controla decenas de las marcas de las que Donald Trump es propietario.
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El 1 de marzo del 2018 el presidente Trump anunció que impondría un arancel del 25% a todos los importadores de acero a Estados Unidos con la intención de proteger la industria nacional. Dos meses más tarde, el 1 de mayo, tanto el gobierno estadounidense como el argentino anunciaron que habían llegado a un acuedo en el que Argentina sería excento de las tarifas, a cambio de disminuir el volumen de acero exportado a Estados Unidos. Esto normalizó la situación hasta el 2019.
El 6 de noviembre de 2019, DTTM OPERATIONS LLC. obtuvo la licencia de construcción que había solicitado dos años atrás. El 2 de diciembre, el presidente Trump anunció que impondría aranceles al acero argentino y brasilero, pues los países suramericanos estarían manipulando su moneda a fin de devaluarla y hacer más atractivos sus productos al mercado.
El peso argentino tuvo a lo largo del 2019 una devaluación del 38%, pero contrario a las afirmaciones de Trump, el gobierno argentino hizo esfuerzos por controlar la inflación, tales como imponer restricciones a la compra de divisas y comprar pesos argentinos en el exterior, con el objetivo de intentar valorizarlos.
El 21 de diciembre se hizo público que Trump había decidido no imponer los aranceles al acero brasilero. No obstante, con relación al argentino no se ha manifestado, con lo que es de suponerse que la medida sigue en pie, a pesar de no haber entrado en vigencia todavía.
Como se señaló líneas arriba, el impacto de esta medida sería mucho mayor para la economía argentina que para la estadounidense. La industria argentina ya ha sufrido los golpes de su economía en problemas. De acuerdo a datos de la Cámara Argentina del Acero, entre el 2018 y el 2019 la producción de acero se redujo un 16.33%. La reducción en la producción de acero estaría relacionada con la desaceleración de otros dos imporantes sectores económicos: el automotriz y la construcción.
Si la demanda de acero en Argentina se reduce, tanto por razones de comercio interno como internacional, el precio tenderá a caer. En consecuencia, también lo harían los costos de construcción de la nueva Trump Tower en Buenos Aires y las ganancias para los constructores aumentarían.
El tiempo dirá si esta segunda posibilidad es cierta, pero los indicios existen.
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