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A client waits for his chicken from workers wearing face masks as a precautionary measure amid the spread of coronavirus at the Centro de Abastos in Mexico City. Photo: Marco Ugarte/AP.
Un cliente espera su pollo de los trabajadores con máscaras faciales como medida de precaución en medio de la propagación del coronavirus en el Centro de Abastos de la Ciudad de México. Foto: Marco Ugarte/AP.

#QuedateEnCasa, un privilegio que pocos pueden permitirse

La iniciativa presentada por el gobierno para alentar a la gente a quedarse en casa es un lujo que sólo unos pocos pueden permitirse en México, donde predomina…

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El Coronavirus ha desencadenado una crisis económica que se viene gestando desde hace varios años. Después de tres meses con la economía en pausa, en un intento de reimpulsar los mercados, muchos países han decidido volver a la "normalidad".

Tal es el caso de México, donde el lunes, a pesar de las estadísticas que muestran 25.000 muertes, ha pasado a una fase naranja y muchas industrias como restaurantes y hoteles pueden reabrir al 30% de su capacidad total.

Una industria que no dejó de funcionar durante los tres meses de cuarentena fue el negocio informal. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), más del 50% de los mexicanos trabajan de manera informal. 

Sin embargo, dado que casi toda la industria informal se desarrolla en las calles y su comercio depende del apoyo de los peatones para tener un ingreso, la iniciativa #QuedateEnCasa propuesta por el gobierno ha tenido un gran impacto económico en ellos. 

"Las personas con ingresos fijos pueden quedarse en casa, pero no me digan que no salga porque no tengo otra opción", dijo Juan Cristóbal Hernández, un limpiador de zapatos resignado, que trata de ocultar su frustración contando las pocas monedas que ha ganado a lo largo del día. 

Como se ha demostrado desde el comienzo de la pandemia, la posibilidad de quedarse en casa es un privilegio que sólo unos pocos ciudadanos pueden permitirse. Aunque las iniciativas del gobierno muestran los riesgos que conlleva salir, algunas personas no pueden permitirse perder un par de días de trabajo.

"Los que tienen dinero pueden quedarse en casa, pero los que vendemos periódicos tenemos que salir a trabajar todos los días, no hay alternativa", dijo Michael, propietario de un puesto de periódicos, que después de tres meses ha aprendido a ser paciente. "El miedo debe ser puesto en espera". 

Los trabajadores de las empresas informales no tienen contrato, ni garantías de ningún tipo. Viven en una economía de "día a día". Como no pagan impuestos al gobierno, son personas que carecen de seguridad social y derechos laborales. 

El aumento del empleo informal en México en los últimos años es el resultado de reformas y políticas ineficientes impuestas por el gobierno. Los procedimientos de legalización son muy largos y pueden tardar varios días laborables en completarse. 

Como dijo Juan Hilario Mejía, otro propietario de un puesto: "Aunque tengo mis papeles en orden, me están arrastrando. No puedo darme dos días sin venir a trabajar porque vivo día a día y necesito el dinero".

Como consecuencia, la informalidad se ha convertido en la norma, donde 56 de cada 100 puestos de trabajo pertenecen al campo. Según Proceso, "los negocios informales son una salida para aquellos que no encontraron ingresos en la formalidad".

A pesar de la exposición y de los riesgos de salir, la economía informal no pudo detenerse durante la pandemia, ya que se mantiene día a día y los costos tampoco cesan.

"Si nos quedamos en casa, tal vez no muramos de coronavirus, pero sí de hambre", dijo Fernando Torres, empleado del mercado, a través de una máscara que cubre su ira mientras espera pacientemente a que los clientes aparezcan.