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DONALD TRUMP CIERRA TEMPORALMENTE LA FRONTERA DE ESTADOS UNIDOS CON BRASIL.CNN
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Los Estados Unidos cierra fronteras aéreas a Brasil, dejando más solo a Bolsonaro

El cierre de fronteras aéreas a Brasil es un claro indicador de lo preocupante que es el estado de la pandemia en el país suramericano.

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En relación con otros países, las limitaciones a los vuelos provenientes de otras partes del mundo han sido pocas en Estados Unidos. El 11 de marzo se cerraron las fronteras para China, Irán y los países Schengen, el 16 para el Reino Unido e Irlanda, el 20 para México y el 21 para Canadá.

Para los casos de sus dos países vecinos, la restricción hizo la salvedad para los viajes esenciales y quienes transitan a diario de Canadá a Estados Unidos por trabajo tuvieron la posibilidad de seguir haciéndolo.

Sin embargo, el 24 de mayo se anunció el cierre de fronteras aéreas para todos los vuelos provenientes de Brasil (cuyo numero ya había disminuido considerablemente) ante el enorme crecimiento de la pandemia de COVID–19 en el país suramericano.

La restricción es esperable en la medida en que Brasil es, a la fecha, el segundo país con mayor número de casos confirmados, aún haciendo la salvedad de que el volumen de pruebas realizadas es muy inferior al que sería recomendable dado el tamaño de su población.

Fuente: Our World In Data

Es decir que, a pesar de que Brasil se haya convertido en el mayor epicentro de la pandemia en América Latina, no hay data que permita saber cuál ha sido el alcance del virus.

Fuente: Our World In Data

Aún así, la imposición de la restricción es leída como un golpe a la relación entre el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, y el presidente Donald Trump, con quien Bolsonaro se ha jactado de ser muy cercano y a quien ha emulado desde que se confirmara la llegada del virus a Brasil.

Desde que se confirmara el primer caso de COVID–19 en Brasil, el 25 de febrero, Bolsonaro ha hecho numerosos comentarios restándole gravedad a la enfermedad, ha hecho parte de encuentros multitudinarios sin usar ningún tipo de protección y en estrecho contacto con los asistentes y confrontado a los gobernadores de los estados para forzar la reapertura de la economía.

Otro punto común ha sido incentivar el uso de la hidroxicloroquina para el tratamiento de pacientes con COVID–19 –pese a que de momento los estudios indican que podría haber una correlación entre el uso de ese medicamento contra la malaria y la probabilidad de que un paciente fallezca.

Desafortunadamente para los brasileños, ellos no han tenido el equivalente a un Dr. Fauci o al gobernador Andrew Cuomo que lograra movilizar tanto la opinión pública como una respuesta más o menos coordinada de las agencias del gobierno federal a fin de contener la pandemia ­–a pesar de que la diputada Tabata Amaral haya logrado elevar la voz de alarma en múltiples ocasiones. 

De hecho, la persona que estaba intentando hacerlo, Henrique Mandetta –quien fue ministro de salud– fue destituido por Bolsonaro y quien le sucedió, Nelson Teich, renunció poco antes de cumplir un mes en el cargo. 

Ahora, en vista de que la pandemia no da señales de retroceder mientras que Estados Unidos busca reabrir la economía, el gobierno ha cerrado las puertas a los viajeros procedentes de Brasil ante el riesgo real de que contribuyan al surgimiento de una segunda ola. La salvedad hecha por la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, es que la restricción no afectará el comercio bilateral.

Incluso si no afecta el comercio bilateral, lo que sí muestra es que las relaciones entre los dos países no estarán determinadas únicamente por la afinidad entre sus dirigentes y Bolsonaro corre el riesgo de ir quedando cada vez más solo en la región.