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Fotografía de archivo fechada el 5 de noviembre de 2018, que muestra al demócrata Beto O'Rourke durante un evento de campaña al senado estadounidense, en Texas. EFE/ Michael Wyke
Fotografía de archivo fechada el 5 de noviembre de 2018, que muestra al demócrata Beto O'Rourke durante un evento de campaña al senado estadounidense, en Texas. EFE/ Michael Wyke

¿Beto realmente nació para ser presidente?

Tras llegar a la fama por su campaña contra Ted Cruz por un puesto en el senado, Beto O’Rourke ha lanzado su carrera por la presidencia de Estados Unidos en el…

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Durante las elecciones de mitad de período hubo un candidato particular que conquistó el corazón de muchos votantes, en especial en el corazón del estado de Texas.

Su nombre es Robert Francis “Beto” O’Rourke, un congresista que lideró una campaña sin precedentes, desplazándose a todos los condados de Texas, con especial énfasis en las áreas rurales, encantando a sus oyentes con una carismática personalidad que algunos llegaron a comparar con el senador neoyorkino Bobby Kennedy.

La batalla no era sencilla. En la región, ningún demócrata había llegado a ostentar un puesto en el senado durante casi 25 años, y el ocupante Ted Cruz era un Goliat muy grande para ese David.

Los resultados lo confirmaron, y O’Rourke fue derrotado a pesar de sus mejores esfuerzos.

Sin embargo, su nombre resonó en todas partes, su cara siguió apareciendo en las redes sociales y la avalancha de candidaturas demócratas prematuras para las presidenciales del 2020 invocaban su nombre.

Según recuerda la Rolling Stone, para mediados de diciembre Beto “ya se había convertido rápidamente en el candidato demócrata soñado”, y hubo quien le llamara “Barack Obama pero blanco”.

Su transformación en fenómeno político es extraña incluso para el mismo O’Rourke, quien en una entrevista con Vanity Fair aseguró: “Honestamente no sé cuánto de eso era yo. Pero hay algo anormal, super-normal o no sé cómo demonios llamarlo, que ambos (él y su esposa) experimentamos cuando estamos en campaña”.

Con tan sólo 46 años, el ahora candidato presidencial representa una generación distinta en la política, pareada frecuentemente con la misma fuerza que existe detrás de nuevos políticos como Alexandria Ocasio-Cortez o Ilhan Omar, y representada por su proximidad a jóvenes y primeros votantes.

El uso de las redes sociales y de referencias populares – desde Star Wars y el punk rock hasta la marihuana – le hacen uno de los candidatos más fuertes para vencer a Trump en las elecciones del 2020.

“Esta es la lucha de nuestras vidas”, dijo a la revista, haciendo énfasis en que va más allá de una “vida política”.

“Quiero estar en ella”, agregó. “Creo que nací para estar en ella y quiero hacer todo lo humanamente posible por este país en este momento”.

O’Rourke ha sido vocero de la resistencia contra Trump en todas las esferas, encabezando protestas contra la retórica presidencial en la frontera y utilizándole como plataforma para sus puntos de vista.

De igual manera, hará formal su campaña a través de un mitin en El Paso para hacer eco de su “visión alternativa sobre lo que la inmigración representa para Estados Unidos”, según explicó The Intercept.

El reto, sin embargo, requerirá mucho más que una actitud “cool” de parte del candidato.

Aún cuando su campaña ha recaudado 6.1 millones de dólares en tan sólo 24 horas a través de lo que O’Rourke ha llamado “la campaña de base más grande que ha visto este país”, su propuesta podría transformarse en un regreso al bipartidismo con el que Donald Trump, para bien o para mal, rompió.

En cualquier otra circunstancia, un candidato hombre, blanco y carismático podría ser la solución demócrata ideal, pero si algo hemos aprendido en estos últimos dos años y medio es que la política estadounidense ha dejado de ser “normal” para siempre.