El 15 de julio se presentó en la Ciudad de México una enmienda a la ley de condominios, que establece que la propiedad privada no puede ser utilizada para otros fines que no sean los establecidos en la escritura. 

"Queda prohibido realizar actividades industriales, comerciales o de servicios en unidades de propiedad privada para uso residencial, y en ningún caso podrán ser utilizadas para alojamientos temporales como el que ofrece el Air B & B." dice la propuesta de reforma.

Las reacciones a la modificación fueron mixtas entre los ciudadanos. 

Por un lado, la gente está en contra de la reforma por el potencial efecto negativo en el turismo y los ingresos que genera. 

Por otro lado, la gente está a favor de la medida por el aburguesamiento causado por los lugares de "Bed and Breakfast", aumentando los precios de arrendamiento para los locales. 

Según Forbes, sólo en la Ciudad de México, entre casas y departamentos, Airbnb cuenta con más de 17.000 habitaciones disponibles, lo que registra casi el 5% de la ocupación hotelera de la ciudad. 

Sin embargo, aunque los alquileres a corto plazo generan muchos beneficios económicos, también tienen efectos negativos en las comunidades locales y en la oferta de viviendas a largo plazo. 

En primer lugar, los alquileres vacacionales traen huéspedes temporales que no respetan las normas del vecindario. Estos forasteros buscan pasar un buen fin de semana sin importar la comodidad de los demás vecinos. 

En segundo lugar, plataformas como Airbnb hacen que los alquileres de casas a largo plazo se conviertan en alquileres a corto plazo, ya que buscan los beneficios del turismo en lugar del alquiler local. 

Como resultado, la baja oferta de viviendas y la alta demanda de alquileres a largo plazo están elevando los precios, haciendo casi imposible que los residentes locales encuentren alojamientos asequibles.

El presupuesto de los turistas supera el salario del empleado medio, lo que aumenta el precio de las propiedades.

Los vecindarios de clase media se vuelven prósperos atendiendo a las demandas de los usuarios de altos ingresos, como los visitantes extranjeros, desplazando a los habitantes de la región. 

El aburguesamiento obliga a las casas y apartamentos a pasar de ser un refugio a ser un vehículo de inversión, estirando una oferta de viviendas ya agotada. 

El fenómeno inesperado hace que los apartamentos disponibles se ofrezcan sólo a corto plazo, siendo habitados sólo durante los fines de semana, mientras que los ciudadanos buscan apartamentos de uso diario a largo plazo, que cada vez son más baratos.

La idea errónea con respecto a la nueva política de la Airbnb en la Ciudad de México es que la congresista Leticia Estrada Hernández está prohibiendo a los usuarios de la plataforma recibir un ingreso por sus propiedades. 

Sin embargo, más que una prohibición, la reforma es una regulación que intenta impedir que los negocios aumenten los precios de los barrios de la ciudad para que los habitantes locales puedan seguir pagando alquileres asequibles.