Barr retira los cargos contra Flynn marcando un nuevo hito en la politización de la justicia en la era Trump
El Departamento de Justicia ha decidido retirar los cargos contra el ex asesor de seguridad nacional del presidente Trump, aún cuando éste se declaró culpable.
La verdadera eficiencia de la Administración Trump pareciera hacerse evidente en los pactos y acuerdos que se gestan tras bambalinas, mientras el país se distrae con pandemias mal manejadas.
El pasado sábado la Associated Press explicó cómo el Fiscal General William Barr, con o sin coordinación con la Casa Blanca, había decidido retirar los cargos contra el ex asesor de seguridad nacional del presidente, Michael Flynn.
Después de haber llegado al puesto gracias a su campaña contra la investigación Mueller en torno a la injerencia rusa en los comicios del 2016, Barr finalmente ha entregado resultados palpables al presidente, consiguiendo que quien fuera el eslabón clave en la apertura de la investigación sea puesto en libertad.
A principios del mes de febrero del 2017, y con sólo 24 días en el puesto, Flynn debió admitir haber obviado parte de su conversación con el Embajador Ruso Sergey I. Kislyak a la hora de rendir cuentas a la vicepresidencia, y poniendo sobre la mesa las conversaciones y garantías que la campaña Trump ofreció a Rusia durante la transición.
Además de ser investigado por el FBI por sus nexos con Rusia, la Armada abrió su propia investigación contra Flynn por violaciones a la Cláusula de Emolumentos de la Constitución al recibir pagos de gobiernos extranjeros por sus servicios de inteligencia a través de su empresa Flynn Intel Group.
Entender las relaciones entre la Administración Trump y el gobierno ruso es cuestión de simple aritmética: la investigación Mueller determinó que los servicios de inteligencia rusos intervinieron en las elecciones 2016 a través de pirateo informático para favorecer la elección de Trump.
Cuando Michael Flynn confesó haber ofrecido beneficios a Moscú una vez instaurado el nuevo gobierno en la Casa Blanca, unir los puntos no era difícil.
A pesar de las defensas de la Administración, no fue sino hasta que William Barr llegó al puesto de Fiscal General que la investigación Mueller fue clausurada y resumida en un reporte de cuatro páginas que pretendía librar al presidente de toda culpa.
Mientras tanto, el caso Flynn seguía en tribunales, bajo la sombra de la presión que habría ejercido Trump sobre el entonces director del FBI James Comey, a quien famosamente dijo “espero que puedas dejar ir este asunto”.
En noviembre del 2017, Robert Mueller tenía suficiente información para presentar cargos contra Flynn, quien se comprometió en colaborar con la investigación.
Dos años después, su sentencia seguía siendo pospuesta por argumentos de su equipo de defensa de que los agentes del FBI lo habían engañado para declararse culpable.
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Flynn solicitó retirar su declaración de culpabilidad lo que fue negado por el juez Emmet G. Sullivan. Por ello, Barr puso su caso en manos del abogado distrital Jeffrey Jensen, quien pospuso su sentencia de manera indefinida.
En documentos de la corte, los abogados del Departamento de Justicia argumentaron que nueva información demostraba “cómo los agentes manejaron mal la investigación”, según reportó The Hill.
Barr calificó el despido como “una decisión fácil.”
“Quería asegurarme de que restauremos la confianza en el sistema”, dijo el fiscal a CBS News el pasado jueves. “Sólo hay un estándar de justicia, Y creo que en este caso, la justicia requiere que se desestimen los cargos contra el general Flynn”.
"La gente a veces alega cosas que resultan no ser delitos, y el Departamento de Justicia no está convencido de que esto fuera material para cualquier investigación legítima de contrainteligencia. Así que no fue un crimen".
Para algunos, la decisión de Barr tiene connotaciones más amplias.
Por un lado, retirar los cargos contra Flynn evitaría que el presidente emitiera un perdón controversial durante un año electoral. Por otro, cierra el caso que el Fiscal General ha hecho desde un principio de que el FBI lanzó “una investigación intrusiva contra una campaña presidencial estadounidense con las sospechas más endebles”.
Lo que Barr llama “endeble” es el nexo directo entre la Administración Trump y Moscú. Poner fin al juicio de Flynn pareciera, hasta el momento, cerrar el capítulo más álgido para este gobierno.
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