Emilio Lozoya Austin fue el jefe de la compañía estatal de petróleo de México, Petróleos de México (PEMEX), de 2012 a 2016. Ocupó el cargo durante la mayor parte del mandato del ex presidente de México, Enrique Peña Nieto, para el que fue un gran aliado. 

Lozoya tuvo que escapar de las autoridades mexicanas porque fue acusado de aceptar millones de dólares en sobornos como parte del escándalo Odebrecht, en el que la multinacional brasileña de la construcción admitió haber pagado cerca de 800 millones de dólares a funcionarios de toda América Latina para asegurar lucrativos contratos de construcción. 

El ex jefe de la compañía petrolera había hecho dos grandes negociaciones que alimentaron las sospechas del público. 

Una implicaba la compra por parte de PEMEX de una planta de fertilizantes fuera de servicio en Veracruz por 475 millones de dólares al fabricante mexicano Altos Hornos de México (AHMSA), France 24 informó que estaba valorada en 50 millones de dólares.  AHMSA luego transfirió 3,6 millones de dólares a una empresa fantasma en Suiza que tenía vínculos con Lozoya a través de una subsidiaria de Odebrecht. 

Lozoya también recibió un soborno de 10 millones de dólares de Odebrecht para permitir que la empresa hiciera trabajos de refinería en Tula, Hidalgo. 

El contrato entre PEMEX y Odebrecht para el acuerdo tenía un valor de más de 100 millones de dólares. 

Luis Alberto de Meneses Weyll, ex director de Odebrecth en México, dijo que 4 millones de dólares del pago a Lozoya se realizaron en 2012 cuando trabajaba como miembro del comité de campaña presidencial de Peña Nieto. 

Debido a sus conexiones con Lozoya, Peña Nieto permitió una investigación sobre los tratos de su aliado después de que éste dejara PEMEX, pero nunca presentó cargos contra él. Cualquier acusación podría haber tenido la posibilidad de implicar al presidente Peña Nieto, que ya estaba viendo caer en picado el índice de aprobación que estaba debajo del 20 porciento, y reducir aún más las posibilidades del Partido Revolucionario Institucional en las elecciones presidenciales de 2018. 

El candidato populista Andrés Manuel López Obrador ganó las elecciones de forma aplastante con un mensaje de promesa de lucha contra la corrupción sistémica en México. 

Su fiscal general, Alejandro Gertz Manero, logró que se presentaran cargos por soborno y fraude fiscal contra Lozoya. También consiguió la ayuda de la Interpol para localizarlo a él y a otras personas relacionadas con los negocios. 

Después de que se presentaran los cargos en mayo del año pasado, Lozoya huyó de México. La Interpol encontró a su madre en pocos meses escondida en Alemania, así como al director de AHMSA, que estaba escondido en España. 

El ex ejecutivo petrolero convertido en fugitivo fue localizado en febrero en un exclusivo complejo residencial con campos de golf a lo largo de la costa sur de España llamado La Zagaleta. 

En marzo fue transferido al Centro Penitenciario de Madrid. 

Según el Procurador General de la República, Lozoya ya había accedido a ser extraditado la semana pasada y firmó una solicitud, pero no fue hasta el lunes que el Tribunal Administrativo Nacional de España accedió a seguir adelante con el proceso. 

La extradición de Lozoya marca un gran paso en la promesa de campaña de López Obrador de luchar para erradicar la corrupción. 

Una vez en suelo mexicano, Lozoya tendrá que presentar su caso y testificar ante un tribunal mexicano. Muchos se preguntan si su testimonio hará caer a otros funcionarios de la administración de Peña Nieto.