El malestar político y civil fue la raíz de las protestas masivas que tuvieron lugar en más de 100 ciudades mexicanas de todo el país el domingo 26 de febrero, manifestándose en contra de la reciente decisión del Senado de México -y encabezada por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador- de hacer una reforma completa y una revisión del organismo electoral del país. 

Denominado "Plan B", fue aprobado el miércoles 23 de febrero por 72 votos a favor y 50 en contra, y muchos críticos afirman que socavará y debilitará la democracia, a pesar de que uno de los principales partidarios de la medida, AMLO, afirma que ahorrará dinero -más de 150 millones de dólares- y reducirá los privilegios políticos.

Su partido, el morenista, controla el Congreso y México tiene elecciones presidenciales en 2024. Aunque el propio AMLO no puede presentarse a la reelección, su partido es el gran favorito para volver a ganar. 

Aproximadamente el 60% de los mexicanos ven a AMLO con buenos ojos, y su atractivo proviene de ir en contra de los burócratas ricos del gobierno, y la ira específica hacia cómo varios altos funcionarios electorales se les paga más que el presidente.

La medida reducirá significativamente los salarios de los funcionarios y la financiación de las oficinas electorales locales, incluida la formación de los ciudadanos mexicanos encargados de las mesas electorales. También reducirá las sanciones a los candidatos que no informen de los gastos de campaña. 

Según los organizadores, 500.000 personas se manifestaron en la céntrica plaza del Zócalo, mientras que el gobierno mexicano cifra la participación en 90.000 personas. Varios miles más se desparramaron por las calles cercanas de Ciudad de México cuando la plaza se llenó.

AMLO estaba seguro de oír el descontento que se estaba produciendo tan cerca, ya que el palacio nacional se encuentra en los límites de la plaza. 

Los manifestantes coreaban "¡No toquen mi voto!" y vestían los colores rosa y blanco del Instituto Nacional Electoral -o como millones de mexicanos lo conocen-, el organismo de control fiscal que puso fin al régimen de partido único en México durante las elecciones presidenciales de 2000, en las que Vicente Fox ganó y se convirtió en el primer presidente no perteneciente al Partido Revolucionario Institucional (PRI) desde 1929. También fue el primero elegido de un partido de la oposición desde Francisco I. Madero en 1911. 

Millones de mexicanos de todo el país consideran el avance de 2000 como un gran momento de su historia y un pilar de su democracia moderna, y creen que los cambios que se avecinan sólo harán retroceder al país a una época más totalitaria. 

La medida fue propuesta por AMLO el pasado diciembre tras no obtener suficientes votos en el Congreso para una reforma constitucional que contemplaba cambios electorales aún mayores, y ha pasado los últimos meses tratando de convencer a otros de la medida, diciendo que busca recortar el enorme presupuesto del Instituto Nacional Electoral y acabar con sus privilegios.

AMLO y sus muchos partidarios no han sido los mayores admiradores del instituto electoral del país desde 2006, cuando se quedó a 0,56% de los votos de ganar la presidencia y calificó su derrota de fraudulenta. 

Esta época también estuvo marcada por un conflicto entre AMLO, entonces alcalde de Ciudad de México, y Fox, conservador del Partido Acción Nacional (PAN). El gobierno de Fox intentó y fracasó en su intento de destituir a López Obrador y evitar que participara en las elecciones presidenciales.

Incluso cuando el mismo instituto confirmó su aplastante victoria en 2018, AMLO siempre lo ha denunciado y se ha quejado específicamente de lo costoso que resulta celebrar elecciones en México y ha buscado la manera de disminuir su presupuesto. 

En dos ocasiones ha denunciado que le robaron en elecciones presidenciales antes de 2018. 

En comparación con otras elecciones presidenciales nacionales, las de México son caras, en parte porque casi toda la financiación legal de las campañas corre a cargo, por ley, del gobierno federal. 

La reforma de AMLO cambiaría eso, y tanto los funcionarios electorales como los manifestantes sostienen que la idea de unas elecciones libres y justas se ve amenazada por la reforma. Con unas elecciones cruciales en 2024, es una gran preocupación. 

Se celebraron protestas en más de 100 estados del extenso país, entre ellos Jalisco, Yucatán, Nuevo León, Querétaro, Guanajuato y Veracruz, según informes de prensa mexicanos. 

Según el periódico Excelsior, unas 22.000 personas se encontraban en la capital de Nuevo León, Monterrey. La cadena de noticias Milenio informó de la presencia de más de 20.000 personas en las calles de Guadalajara, capital de Jalisco. 

La noticia de la condena de Genaro García Luna -ex funcionario del gobierno mexicano que fue Secretario de Seguridad Pública en el gabinete de Felipe Calderón- también se hizo sentir durante las protestas. 

El 21 de febrero fue declarado culpable de aceptar sobornos de los cárteles. El veredicto emitido por un jurado de Brooklyn se considera en México potencialmente perjudicial para el PAN, el partido de la oposición asociado a los manifestantes del domingo. 

Una protesta masiva como tal sólo se ha visto durante las elecciones presidenciales de 2000 y 2006 y hace más de 50 años con el Movimiento Mexicano de 1968, también conocido como Movimiento Estudiantil Mexicano. 

Fue una coalición masiva de estudiantes de las mejores universidades del país que reunió apoyo mundial para el cambio político en México. El movimiento reclamaba mayores libertades políticas y el fin del autoritarismo del régimen del PRI, en el poder desde 1929.

La movilización estudiantil se produjo en muchos campus de todo el país y contó con el apoyo de muchos sectores de la vida civil mexicana, como trabajadores, comerciantes e intelectuales, entre otros. 

1968 fue un año tumultuoso no sólo para México, sino también para el resto del mundo, donde las protestas contra la guerra de Vietnam y el movimiento por los derechos civiles estaban teniendo lugar en Estados Unidos, justo al norte. 

El movimiento fue violentamente dominado por el gobierno después de varias manifestaciones masivas que desembocaron en la masacre de muchos manifestantes durante una manifestación pacífica el 2 de octubre de 1968, conocida como la Masacre de Tlatelolco.