Si la historia nos ha enseñado algo es que en el momento en el que el odio se dispersa en las calles, luego es muy tarde para recogerlo.

Durante la Segunda Guerra Mundial eran los judíos quienes se veían acosados en las calles tan sólo por ser judíos.

En el 2018, son los hispanos quienes ahora ven las calles de Estados Unidos como un campo de batalla donde los rasgos físicos o el idioma son armas de doble filo.

Tan sólo esta semana, el presidente Trump daba cuerda floja a su errático discurso xenofóbico al llamar a los inmigrantes indocumentados “animales”.

Aún cuando sus defensores – y algunos escépticos – han salvado las distancias asegurando que el presidente se refería a aquellos que forman parte de pandillas criminales, la enajenación de cualquier individuo y su reducción a “poco más que un animal”, es tan sólo el principio.

Según explicó Vox, “la historia y la psicología nos demuestran que cuando nos referimos a las personas como ‘animales’ o como cualquier cosa que no sea ‘gente’, se pasa un interruptor en nuestras mentes. Nos permite negar la empatía a otras personas, nos hace inmunes a su dolor, y nos permite perdonarnos por causarles daño”.

Y las calles estadounidenses han demostrado precisamente esto.

Un vídeo se ha hecho viral en las redes durante la semana, mostrando al abogado de Nueva York, Aaron Schlossberg, atacando verbalmente a los empleados de una charcutería por “estar hablando en español”.

En el vídeo, Schlossberg se queja agresivamente ante el dependiente del lugar diciendo que “tu personal está hablándole en español a los clientes cuando deberían estar hablando inglés. Los escuché a todos: él habló en español, él también, y ella también”, dijo señalando a tres personas en el lugar.

Finalmente el abogado amenaza con que llamaría a Inmigración y Aduanas pues, “apuesto a que no tienen papeles”.

“Si tienen los cojones de venir y vivir de mí dinero – yo pago por su bienestar, yo pago por su capacidad de estar aquí – lo mínimo que pueden hacer es hablar inglés”, sentenció.

Tan sólo dos días después, un latino en Los Ángeles recibió su pedido en Starbucks para darse cuenta que en su vaso de café decía “beaner” (“Frijolero”), de acuerdo al reportaje de USA Today.

El cliente, que se identificó sólo como Pedro, le dijo a KNBC-4 que “estaba comprando dos bebidas en Starbucks en La Cañada Flintridge (Los Ángeles), cuando vio el término peyorativo impreso en ambos vasos”.

Según continúa el medio, “Pedro dijo que no creía que fuera un accidente porque el barista le había llamado por su nombre cuando el pedido estaba listo”.

Pero los Latinos no sólo han sido atacados, también han sido atacantes.

Para vergüenza de muchos, la candidata republicana a la cámara de California por el Distrito 44, Jazmina Saavedra, se grabó a sí misma mientras acosaba a una mujer transexual en un baño público, según reportó Talking Points Memo.

Saavedra forma parte de la coalición “Latinos for Trump” y compite para hacerse con el puesto de la representante Nanette Díaz Barragán (D-CA).

Durante siete minutos, la candidata “llamó ‘chico estúpido’ a la mujer, mientras despotricaba sobre los ‘políticos enfermos’ en California que creen en permitirle a las personas utilizar los baños que corresponden con su identidad de género”, continúa el medio.

A pesar de las medidas adoptadas por representantes hispanos y de las denuncias hechas a nivel nacional por estos eventos, la realidad permanece igual: el hispano en Estados Unidos está atravesando, a la fuerza, una severa crisis de identidad.