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El presidente estadounidense Donald Trump (Izq) y el cuestionado mandatario venezolano Nicolás Maduro (der). Fotos: EFE.
El presidente estadounidense Donald Trump (Izq) y el cuestionado mandatario venezolano Nicolás Maduro (der). Fotos: EFE.

Trump contra Maduro: la batalla por la peor interpretación de Socialismo

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No hace falta saber de física cuántica para entender que toda la maniobra del presidente estadounidense hacia Venezuela tiene que ver única y exclusivamente con su campaña de reelección en el 2020.

Creer que dentro de un gobierno que ha utilizado a la inmigración Latina como chivo expiatorio y que promueve el aislacionismo regional existe algún tipo de voluntad onerosa por ayudar al prójimo, es una ilusión del tamaño de una catedral.

Fundamentalmente cuando se escucha el último discurso del presidente Donald Trump del día lunes con respecto a la circunstancia que vive Venezuela, en el cual una palabra resonó constantemente:

“El socialismo ha devastado tanto a este gran país que incluso las reservas de petróleo más grandes del mundo ya no son suficientes para mantener las luces encendidas”, dijo el presidente en la Universidad Internacional de Florida. “Los socialistas han hecho en Venezuela las mismas cosas que los socialistas, comunistas, totalitarios han hecho en todas partes donde han tenido la oportunidad de gobernar. Los resultados han sido catastróficos”.

Según contó Vox, Trump mencionó la palabra “socialista” nueve veces y “socialismo” veinte veces, mientras que tan sólo dijo “Maduro” 10 veces.

Después del éxito de la campaña de Alexandria Ocasio-Cortez, quien se definió como “socialdemócrata” durante las elecciones de mitad de período, no es sino obvio que el mandatario estadounidense proceda a elaborar otro enemigo de papel para sumar a su campaña para la reelección.

Campañas demócratas como la de Elizabeth Warren y, ahora, la del Senador Bernie Sanders dan nueva munición a la propaganda de la Casa Blanca, que ha visto en Venezuela el escenario ideal para “luchar” afuera contra demonios falsamente importados al territorio nacional.

Tan sólo horas después de que Sanders hiciera su anuncio de candidatura, la campaña de Trump “emitió una declaración en contra de la ideología de izquierdas de Sanders y la comparó con la de Maduro”, continúa Vox.

“Bernie Sanders ya ganó el debate en las primarias demócratas porque todos los candidatos están adoptando su forma de socialismo”, dijo Kayleigh McEnany, secretaria de prensa nacional de la campaña de Trump en un comunicado enviado por correo electrónico. “Pero el pueblo estadounidense rechazará una agenda de tasas impositivas altísimas, atención médica administrada por el gobierno y dictadores acosadores como los de Venezuela”.

Una cosa es clara: el régimen chavista en Venezuela sí adoptó la pancarta del socialismo comunista tipo soviético durante años; de hecho, esos planteamientos fueron fundamentales para la victoria de Hugo Chávez en 1998.

Pero ni la interpretación del Capital de Marx por parte del difunto presidente venezolano, ni las amenazas del actual estadounidense son acertados.

Lo que Chávez mal llamaba “Socialismo del Siglo XXI” era una falacia que permitía a la cúpula gobernante llenarse los bolsillos mientras el pueblo era sometido a una pobreza común a todos, una vez destruida la clase media.

Nada parecido con los planteamientos de Heinz Dieterich Steffan – quien acuñó el término en 1996 – sobre “un desarrollismo democrático regional, economía de equivalencias, democracia participativa u organizaciones de base”, ideas más o menos compartidas por políticos como el mismo Sanders.

El mismo Dieterich dijo que dicho socialismo “no existe en Venezuela”, bien fuera por “falta de voluntad” o por falta de una “capacidad subjetiva real para la transformación socialista”.

Y es que plantear proyectos políticos basándose en ideales y no en necesidades claras es una de las mayores incongruencias de la democracia en América.

Por su parte, la antipatía del presidente estadounidense por la palabra escrita en cualquier formato, sencillamente despeja de la fórmula la posibilidad de que su criticismo tenga ápice alguno de filosofía política, y se trata tan sólo de una estrategia coordinada internamente para mantener su base electoral, que comparte con él sus reticencias.

Si algo tienen en común Donald Trump y Nicolás Maduro a estas alturas, es que ninguno de los dos tiene la más mínima idea de lo que implica hablar de socialismo, y que su demagogia sigue siendo un intento por perpetuar el poder en la mano de unos pocos, en ambos lados del Caribe.