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Bernie Sanders durante su campaña presidencial del 2016. Foto: AP/Alan Diaz
Bernie Sanders durante su campaña presidencial del 2016. Foto: AP/Alan Diaz

¿Podrá Bernie Sanders realmente lograrlo esta vez?

El Senador independiente de Vermont ha anunciado nuevamente sus intenciones de convertirse en presidente, asegurando que “no se trata sólo de vencer a Donald…

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Dispuesto a recoger lo que sembró, Bernie Sanders ha vuelto a postularse como candidato a la presidencia de Estados Unidos.

El Senador Independiente de Vermont anunció este martes su decisión definitiva de volver a lanzarse al ruedo, y se transforma en el último candidato en una larga comitiva de opositores a Donald Trump.

Marcando la diferencia con sus colegas, Sanders anunció en un vídeo que su campaña va más allá de “vencer” al presidente actual o de lograr la nominación en las primarias, y que se enfoca en “transformar el país”, creando un gobierno que se base “en los principios de justicia económica, social, racial y medioambiental”.

Sanders no es ajeno a la radical transformación política que ha vivido el país desde su última campaña presidencial, donde su planteamiento progresista – que incluía un Medicare Para Todos, el aumento del salario mínimo y educación superior libre de matrícula – enfrentaba a un país que no estaba del todo preparado para un cambio de ese calibre.

Hoy en día, y tras la victoria de políticos como Alexandria Ocasio-Cortez en las elecciones de mitad de período, los planteamientos “radicales” de Sanders se encuentran entre las principales prioridades de un electorado renovado y representado fundamentalmente por millennials y primeros votantes.

Aprovechando este impulso, el Senador no perdió tiempo en llamar las cosas por su nombre.

Sanders catalogó a Donald Trump como “el presidente más peligroso en la historia moderna de Estados Unidos”, “un mentiroso patológico”, “un fraude”, “racista”, “sexista”, “xenófobo”, quien “erosiona la democracia y nos dirige en una dirección autoritaria”.

Asimismo, dejó en claro sus intenciones de renovar el estilo de gobierno basándose en la justicia social, la igualdad de oportunidades y la declaración directa de guerra contra “el 1%” que posee el poder mediático y económico en el país.

Es lo que llama “una revolución política”.

Hace tan sólo semanas, Sanders seguía indeciso sobre su candidatura, y aseguraba estar esperando a ver quiénes eran las opciones de liderazgo que mejor pudieran dar la batalla contra la campaña de reelección de Trump.

Al parecer, el Senador no cree que exista alguien que supere su experiencia en el campo.

Para lograrlo, Sanders invita al país a sumarse a su campaña de política de base que necesitará “un millón de voluntarios en cada estado”, y que ya cuenta con un comando de campaña que ha recaudado 300.000 dólares de 11.000 donaciones, según explicó Politico.

El éxito de sus planteamientos de campaña y el clima político actual le posicionan en segundo lugar en encuestas recientes, 10 puntos por debajo del ex vicepresidente Joe Biden y por encima de la Senadora Kamala Harris.

Sin embargo, Sanders deberá enfrentar el cuestionamiento de su avanzada edad (77 años), el hecho de que muchos de sus oponentes han abrazado también sus promesas de campaña, y en un escenario donde las figuras femeninas y de color son cada vez más populares entre los votantes.

De igual manera, el candidato será seguramente objeto de múltiples ataques de la maquinaria conservadora, quien le ha demonizado – junto a Ocasio-Cortez – como emblemas de un supuesto socialismo radical que “amenaza al país”.

Haciendo caso omiso a las tergiversaciones de su carácter, la trayectoria de Sanders habla por sí sola: es el miembro independiente del Congreso con más años de experiencia en la historia, y “durante 16 años fue el único congresista en el estado de Vermont antes de ser elegido para el Senado en el 2006”, según recuerda el New York Times.

Durante su primer año en la Cámara, Sanders creó el Caucus Progresista en el Congreso, y fue considerado el primer socialista en llegar al edificio. Se opuso a la guerra en Irak, y una vez electo Senador dio inicio a su campaña por la reforma financiera y contra las grandes corporaciones.

Su separación del Partido Demócrata y su constante criticismo a la insuficiencia del bipartidismo le transforman en una de las opciones más potentes en las primarias para el 2020, pero lograr cambiar la estrategia y evitar un fiasco como el del 2016 también implicará forjar lazos y cerrar filas con sus colegas, todo con tal de evitar una segunda ronda de la Casa Blanca actual.