La pugna contra el racismo policial se extiende a Francia debido a la filtración de una paliza a un productor musical
Michel Zecler volvía a su estudio cuando le propinaron una cruel paliza que negaron frente a los jueces. Pero la grabación ha conmocionado al país y aviva el…
Michel Zecler no es la única persona que se despista con la mascarilla y reacciona cuando ve a la policía. La diferencia en esta ocasión fue su color de piel, motivo al parecer suficiente para que cuatro policías lo siguieran al interior del estudio en el que se resguardaba y le propinaron una paliza plagada de insultos racistas, puñetazos y amenazas de muerte.
A continuación fue llevado ante el juez y lo acusaron de golpearlos e intentar robarles el arma, por lo que la fiscalía abrió diligencias por “violencia contra persona depositaria de autoridad” y “rebelión”, paradójica situación de poder asimétrica que podrá recordar a algunos a infinidad de abusos policiales con la misma metodología. La diferencia, como viene sucediendo recientemente, está en las grabaciones privadas.
El domingo, los abogados entregaban el contenido de las cámaras de grabación a la fiscalía que se filtraban por toda Francia hasta el punto de obligar al presidente a reaccionar. En el duro video puede apreciarse cómo recibe patadas, rodillazos y puñetazos sin resistirse ni mostrar gestos violentos. Un cuarto agente también citado tiraba una granada al interior al final de la grabación de la que informa Loopsider.
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El presidente Emmanuel Macron se mostraba conmocionado en redes y afirmaba tenso que “Francia nunca debe permitir que florezcan el odio o el racismo”. Por ello llamaba al ministro de Interior, Gérald Darmanin, que anunciaba la suspensión de los acusados por cuatro meses acusándolos de “ensuciar” los cuerpos de seguridad pero, más concretamente, por “violencia” y “falsificación”.
Les images que nous avons tous vues de l’agression de Michel Zecler sont inacceptables. Elles nous font honte. La France ne doit jamais se résoudre à la violence ou la brutalité, d’où qu’elles viennent. La France ne doit jamais laisser prospérer la haine ou le racisme.
— Emmanuel Macron (@EmmanuelMacron) November 27, 2020
La realidad es que las situaciones de violencia policial contra la población racializada es una constante global de la que Francia está muy lejos de escapar. No solo presenta problemas urbanísticos y de integración sino que se ha enfrentado al terrorismo con la cara extremista del racismo. Por ello lo sorprendente en esa ocasión es que sí ha habido una reacción estatal, por tenue que pueda parecer tras ver la grabación, que solo se puede explicar por un tema de presión pública a raíz del Black Lives Matter que puso sobre la palestra la gran cantidad de homicidios y agresiones por parte de los agentes de la ley.
Dicho debate era en realidad la cara más cruel y asimétrica de un problema global con las concreciones del monopolio de la violencia del estado a través de individuos mal preparados, cuando no parte de movimientos racistas o supremacistas. Ese era el tema tras Defund the police, un movimiento estadounidense que encuentra sus réplicas sobre el globo abriendo las heridas que han dejado todas estas preguntas.
Concretamente en Francia ha encontrado un poderoso eco y hueco en la agenda mediática al coincidir con una nueva ley de seguridad que parecía remar en dirección contraria a las peticiones populares al prohibir difusión de imágenes de la policía, precisamente la herramienta ciudadana empleada como autodefensa en muchos de los casos recientes, e incluso permitiría grabar a los ciudadanos con drones. El primer ministro, Jean Castex, anunció una comisión independiente y negó que existieran problemas policiales. Sin embargo, según informa el sociólogo Fabien Jobard para RTVE, “tiene un problema estructural de violencia, ningún país de Europa occidental tiene un problema policial tan grande”.
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