Pasadas las 3 de la tarde, el primer presidente de izquierda que tiene Colombia tomó posesión ante Roy Barreras, presidente del Senado. Lo hizo en medio de la emoción de millones de colombianas y colombianos que siguieron por televisión y unos 100 mil que se agolparon en la Plaza de Bolívar de Bogotá, escenario del evento, y en sus alrededores.

Con Petro se posesionó Francia Márquez como vicepresidenta, la primera mujer afro que ocupa ese cargo en Colombia.

La jornada estuvo llena de símbolos. Lo primero fue la convocatoria a la gente del común para que se encontrarán en el centro de Bogotá para presenciar este hecho histórico, rodeado por una amplia muestra cultural de la diversidad colombiana. Además, en por lo menos cien ciudades se realizaron actividades culturales y presenciaron en pantallas gigantes la transmisión del cambio de gobierno.

En segundo lugar, la senadora María José Pizarro le colocó la banda presidencial a Petro. Ella es hija de Carlos Pizarro, comandante del grupo guerrillero M-19 asesinado en 1990 cuando era candidato presidencial. Para entonces, ese grupo armado había firmado la paz y avanzaba en la constituyente que reformó la Constitución Nacional en 1991. Petro hizo parte de ese grupo y desde entonces empezó a hacer parte de la vida política dentro de la institucionalidad.

El tercer símbolo fue la decisión de Petro, ya presidente, de ordenarle al Ejército llevar de inmediato una espada que perteneció a Simón Bolívar, el Libertador, que estaba en la Casa de Nariño, sede del Gobierno. El presidente saliente, Iván Duque, había negado la salida de la espada, que en la década del 70 ganó protagonismo porque el M-19 la robó de un museo cuando anunció su creación como grupo armado. Volvió a manos del Estado cuando los exguerrilleros la devolvieron después de firmar su acuerdo de paz. La orden de Petro implicó ponerle pausa de unos 20 minutos a la ceremonia que incluía su primer discurso como mandatario.

El cuarto símbolo consistió en la invitación directa de Petro a su posesión de personas del común de distintas regiones del país, entre ellas, una barrendera, un campesino cafetero y un pescador. Incluso los mencionó con nombre propio al comienzo de su intervención junto al Rey de España, los presidentes de Chile, Argentina, Honduras, Ecuador, entre otros, y los altos funcionarios de Estados Unidos y de otros países.

En su discurso, Petro se refirió a lo que será su política internacional, el cambio en la lucha antinarcóticos y la integración latinoamericana. Y se refirió a temas centrales  a los que clasificó como sus 10 compromisos para los próximos cuatro años: La paz definitiva; cuidar de los adultos mayores, de los niños, de los marginados y de las personas con discapacidad, y los marginados; gobernar con y para las mujeres; dialogar sin excepciones ni exclusiones; gobernar para las regiones; buscar soluciones a la violencia; no tolerar la corrupción; proteger los recursos naturales; desarrollar la industria nacional, la economía popular y el sector rural, y hacer cumplir la Constitución.