
¿Y si Donald Trump es víctima de su propio invento?
El nuevo presidente de Estados Unidos empezó a cumplir lo que prometió desde el primer día de su mandato. ¿Es el camino correcto?
El nuevo presidente de Estados Unidos empezó a cumplir lo que prometió desde el primer día de su mandato. Ahora cabe preguntarse qué va a pasar si su medidas no resuelven los problemas sino que los agravan.
En este momento el principal riesgo en que incurre el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es el de ser víctima de su propio invento. Por eso vale la pena preguntarse hasta dónde va a llegar él en su promesa de refundar Estados Unidos y convertirse en la cura de "todos los males" de un país que votó por su versión extrema de la historia.
El tono enfático en que el nuevo jefe de Estado ha planteado su nuevo mandato nos pone frente a ese dilema. Claramente muchos no se alinearon con esa idea apocalíptica de la cultura norteamericana. Prueba de ello fue la gran cantidad de personas que se manifestaron en Washington. Pero el que manda manda aunque mande mal, reza el dicho popular.
Trump es representativo, de eso no cabe duda. Fue elegido con una amplia mayoría tanto en los votos del colegio electoral como en el voto popular. Su idea sobre lo que pasa de malo hoy en el país parece calar de manera unánime en buena parte de la población. Y a eso hay que sumarle el apoyo de la población a las propuestas conservadoras en el Congreso de la república.
Y ese es el punto de partida de su gobierno: nivelar por lo bajo para poder decir que cualquier cosa buena que pase en adelante será gracias a sus decisiones. Un problema de narrativas.
Es necesario escuchar bien lo que Trump piensa que vive hoy Estados Unidos. En el evento de posesión Donald Trump se comprometió a inaugurar una nueva era dorada para el país. Afirmó que Estados Unidos ha sido debilitado por factores internos y externos, destacando problemas como la pérdida de empleos industriales, la dependencia energética, y lo que considera una degradación de los valores tradicionales. Nada de esto es necesariamente cierto. Pero aún así, el mandatario centrará su administración en revitalizar la economía, fortalecer las fronteras, y recuperar el liderazgo global del país.
Entre sus promesas más destacadas está la creación del Departamento de Eficiencia Gubernamental, una iniciativa que, según Trump, buscará optimizar los recursos federales y eliminar burocracias innecesarias. Este esfuerzo se alinea con su objetivo de devolver el poder al pueblo y reducir la influencia de lo que llama una “elite corrupta”.
El discurso también abordó temas polémicos, como la retirada de Estados Unidos del Acuerdo Climático de París y la declaración de una “emergencia energética nacional”. Trump anunció planes para expandir significativamente la explotación de combustibles fósiles, argumentando que esto restaurará la independencia energética y fortalecerá la economía nacional. Esta decisión, no obstante, enfrenta críticas por parte de expertos climáticos, quienes advierten sobre las consecuencias de ignorar los esfuerzos globales para mitigar el calentamiento planetario.
En cuanto a la libertad de expresión, el mandatario declaró que su gobierno tomará medidas para proteger este derecho, que considera amenazado por la censura y las restricciones ideológicas. Esta postura se complementó con su afirmación de que solo existen dos géneros, una declaración que ha generado reacciones encontradas y que refleja su enfoque crítico hacia las políticas de inclusión de género.
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En el ámbito de la innovación, Trump reafirmó su compromiso con la exploración espacial, proponiendo un programa para llevar a Estados Unidos a liderar la carrera hacia Marte. Además, subrayó la importancia de explotar las reservas de minerales y energías como una forma de consolidar el poder económico y tecnológico del país.
Un diagnóstico en tela de juicio
Aunque el presidente pintó un panorama sombrío de la situación nacional, algunos analistas cuestionan la base de sus afirmaciones. Por ejemplo, en materia migratoria, los datos sugieren que el flujo de inmigrantes ha disminuido en la última década, contrarrestando la narrativa de una “invasión masiva” en la frontera sur. De igual forma, estudios climáticos respaldados por consensos científicos destacan la urgencia de reducir la dependencia de combustibles fósiles, contradictoria con la apuesta de Trump por expandir la perforación.
Además, las críticas hacia las regulaciones de vehículos eléctricos y el desmantelamiento de iniciativas como el Green New Deal han sido vistas por sectores ambientalistas y económicos como un retroceso. Estas acciones podrían limitar el desarrollo de industrias emergentes y obstaculizar los esfuerzos por diversificar la matriz energética del país.
Riesgos de la exageración
El gobierno de Trump, en consecuencia, está jugando en el filo de la cornisa, pues toda exageración (que implica una gran dosis de mentira) es insostenible en el largo plazo y se desmorona ante la evidencia. Esto podría hacer que el primer mandatario se enfrente a la realidad de las expectativas infladas, algo que él mismo creó. Si bien su narrativa busca movilizar a una base política con promesas contundentes, existe el riesgo de que la opinión pública perciba que los problemas que intenta resolver no son tan apremiantes como los describe. Este escenario podría debilitar su legitimidad si las soluciones propuestas no generan resultados tangibles o si los costos de sus políticas superan los beneficios percibidos; es el caso del incremento de aranceles que podría llevarlo a un nuevo golpe inflacionario que fue uno de los temas sensibles durante la campaña.
En el contexto global, la postura de Trump plantea interrogantes sobre el futuro de la cooperación multilateral. La salida del Acuerdo Climático de París podría incentivar a otros países a reducir sus compromisos, debilitando los avances en la lucha contra el cambio climático. Y si los desastres ambientales siguen aumentando y golpeando territorio estadounidense, como ha ocurrido con las últimas temporadas de huracanes, va a resultar muy evidente que las políticas de aumento en la producción de hidrocarburos golpean las metas de reducción de CO2 del planeta.
La posesión de Donald Trump marca el inicio de un período que promete cambios significativos en la política estadounidense. Su discurso inaugural, cargado de promesas ambiciosas y propuestas controvertidas, refleja una visión de refundación nacional que apela tanto a la esperanza como a la polarización. Sin embargo, es posible que Trump, en lugar de resolver los problemas, los esté agravando con el tipo de medidas que está tomando. Esta historia apenas empezó.
Con información de AFP
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