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Expectativa en Colombia y en la región por el gobierno de Gustavo Petro y Francia Márquez, la vicepresidenta, que marca un hecho sin precedentes en la historia política del país. Alexa Rochi / AL DÍA
Expectativa en Colombia y en la región por el gobierno de Gustavo Petro y Francia Márquez, la vicepresidenta, que marca un hecho sin precedentes en la historia política del país. Alexa Rochi / AL DÍA

Los retos que le esperan al nuevo presidente de Colombia

Gustavo Petro asume este domingo en un hecho histórico para el país suramericano, convirtiéndose en su primer mandatario de izquierda.

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La ceremonia de posesión se realizará en el centro de Bogotá bajo los protocolos habituales, pero en un hecho inédito para el país: Estará rodeado de una fiesta popular en los alrededores y en varias poblaciones donde, además, apreciarán la transmisión por pantallas gigantes.

Petro tendrá a sus espaldas varios desafíos que representarán un viraje en la política interna y externa de Colombia. En primer lugar, tiene el compromiso de implementar el acuerdo de paz entre el Estado y las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) firmado en el 2016. El gobierno saliente del derechista Iván Duque (2018-2022) le puso freno y abandonó a su suerte a millones de colombianos asediados por la violencia generada ahora por actores armados que ocuparon el lugar de la que fuera la guerrilla más antigua del continente. Pero además no puso en marcha acciones de desarrollo para el sector rural, con altos niveles de pobreza y frágil ante una guerra de décadas.´

A esto se suma la búsqueda de la paz con otros grupos y el desafío de mejorarles las condiciones de vida a por lo menos 22 millones de colombianos (44% de la población) en niveles de pobreza y de pobreza extrema.

Pero también Petro ha manifestado por años la necesidad de enfrentar los efectos del cambio climático, con acciones como el impulso a la transición energética y la protección efectiva de los recursos naturales.

Mejores relaciones con EE. UU.

Otro tema clave será el relacionado con la política internacional, que tendrá tres aspectos centrales. Uno, una estrategia multilateral, opuesta a la del gobierno de Duque, lo que implicará una relación con todos los países poniendo por delante el respeto a la soberanía y a la autodeterminación. Implica, y ya Petro lo ha anunciado, el restablecimiento de relaciones diplomáticas y comerciales con Venezuela, socio histórico y natural de Colombia, que llegaron al peor grado de deterioro durante el gobierno saliente, que buscó la caída de Nicolás Maduro y respaldó a Juan Guaidó, un líder de la oposición más decorativo que efectivo. Esa ruptura implicó una crisis económica sin precedentes en el lado colombiano de la frontera, sumado a la migración y establecimiento de al menos un millón de venezolanos. Venezuela era el segundo socio comercial de Colombia después de Estados Unidos, estatus que se espera recuperar.

El segundo asunto clave en la política exterior conecta con las relaciones entre Colombia y Estados Unidos, que cumplen 200 años y que estuvieron seriamente lesionadas por el apoyo a la candidatura presidencial de Donald Trump por parte del Centro Democrático, el hasta ahora partido de gobierno en Colombia, y por las desafortunadas expresiones del exembajador Francisco Santos en contra de los demócratas. Ahora, el gobierno de Petro tendrá a Luis Gilberto Murillo, líder afrocolombiano y con excelentes relaciones en Estados Unidos, como su embajador en Washington.

Murillo tiene entre sus tareas mejorar las relaciones, promover la revisión del Tratado de Libre Comercio bilateral, hacerle cambios de fondo a la política antinarcóticos y el apoyo de Estados Unidos a la implementación del acuerdo de paz y a las negociaciones para desactivar otros grupos armados ilegales.

El tercero guarda relación con la integración latinoamericana a partir de un eje entre México, Honduras, Colombia, Chile, Cuba, Bolivia, Argentina y Brasil (si Lula gana las elecciones) que le daría vida a un bloque regional que le hable al mundo de las necesidades de su población, pero que también asuma un liderazgo en el tema medioambiental y en la búsqueda de la paz.

Empezarán así los tiempos de Gustavo Petro en Colombia, acompañado en la vicepresidencia por Francia Márquez, primera mujer afrodescendiente que ocupa ese cargo. Tendrán dos desafíos adicionales: superar la crisis económica y combatir efectivamente la corrupción que ha carcomido los dineros del Estado.