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Capturas de las portadas de X de Elon Musk y Donald Trump.
Capturas de las portadas de X de Elon Musk y Donald Trump.

Elon Musk, la liberta de expresión y la campaña electoral en Estados Unidos

El magnate surafricano está completamente con la campaña de Donald Trump. Acusa a la prensa tradicional de estar sesgada. ¿Qué tanto tiene la razón?

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Todo el planeta ya sabe cuál es la apuesta de Elon Musk para las próximas elecciones. Sus posiciones son radicales respecto de Donald Trump, a quien apoya irrestrictamente.

El magnate surafricano además no ha dejado nunca las primeras planas de los medios a los que critica: recientemente, la decisión de un juez brasilero de cerrar X en Brasil, le dio otro motivo para figurar.

Ese fue otro hecho que lo llevó a señalar con claridad los riesgos de la libertad de expresión, según él.

Su cuenta en X, su propia red de influencia social que le costó US$44.000 millones, es un balcón desde donde expone toda clase de argumento a favor de Trump.

Solo un botón de muestra: reposteó un informe de la campaña de Trump con 50 ejemplos de mensajes en la retórica de los demócratas que, según los seguidores del expresidente, “inspiraron un intento de asesinato” contra el candidato republicano.

El punto de Musk es contra el sesgo, según él, que muchos medios demócratas han profundizado durante la actual campaña en contra de Trump. Para el inversionista, la libertad de expresión debe ser prioridad y por eso los sesgos de los medios tradicionales son una afrenta a este principio.

No obstante, no deja de ser paradójico que el dueño de una red social, que administra el algoritmo a su antojo y sin rendición de cuentas, hable de evitar los sesgos.

Además, también es cierto que la campaña de Trump ha decidido utilizar sistemáticamente la mentira y la exageración como estrategia. Nadie puede cuestionar eso. Por ejemplo, durante el debate con Kamala Harris, Trump, al tratar de enfatizar el argumento sobre su política de migración aseguró: “En Springfield, se están comiendo a los perros, la gente que entró, se está comiendo a los gatos. Se están comiendo las mascotas de la gente que vive allí.”

Ante estos desatinos Musk se mantuvo en silencio. Tal vez considera que mentir con fines políticos no es tan grave.

Musk también ha criticado a la prensa tradicional, porque luego del primer atentado contra Trump los periodistas titularon refiriéndose a los hechos en condicional, como poniendo en duda el episodio.

Y recientemente fue más allá: en un trino que borró pocos minutos después de publicado se preguntaba por qué había ya dos atentados contra Trump mientras que ninguno contra Kamala Harris o Joe Biden.

Claramente el magnate no entiende lo que es la exigencia de verificación a la que están atados los periodistas. Para él, la libertad de expresión es un principio que está por encima de todo, inclusive del deber de dudar de todas las versiones.

El debate que Musk nos plantea tiene una enorme vigencia, porque no es cierto que todo en el mundo virtual sea claro y bien definido: el ejercicio de confirmación, que tal vez le moleste mucho al dueño de X, sigue siendo vital para las democracias y fundamental en la tarea de llegar a la verdad que, a pesar de las redes sociales, nunca es evidente.

Y desafortunadamente el candidato que él apoya ha dado demasiado material para ser verificado. Recuerden lo de los gatos en Springfield.

Musk ha hecho su apuesta por el candidato republicano. Está en todo su derecho. Pero debe comprender que él no es un protagonistas más de la actualidad: es el dueño de una red con al rededor de 250 millones de usuarios activos y que solo en su cuenta tiene 197 millones de seguidores. Así que debería ponderar también sus posiciones.

La libertad de expresión pueden chocar con la necesidad de la verdad de los hechos, otro activo primordial para las sociedades. Ese no es un asunto para resolver en las redes sociales. Ni es un asunto en blanco y negro.