Formando el futuro de las escuelas de Filadelfia
Conoce a Leticia Egea-Hinton: Esta líder puertorriqueña es parte integral de la histórica transición del Distrito Escolar a control local.
El futuro del distrito escolar de Filadelfia comienza, en parte y al menos, unas pocas décadas atrás y alrededor de 100 millas al norte, con una niña creciendo en Brooklyn. Sus padres, los dos de Puerto Rico, no tenían mucho dinero y no habían tenido la oportunidad de ir a la universidad. A ella la educaron con las expectativas tradicionales que se tienen de las niñas para cuando crezcan, quedarse y criar a sus hijos. Pero Leti, como se llamaba, tenía grandes sueños y comenzó a verse a sí misma como una líder, alguien que podía tener un impacto en muchos otros niños y comunidades. Alguien que podía forjar no sólo su propio camino al éxito, sino ampliar la ruta para una cantidad incontable de personas.
Hubo gente en su camino que le dijo que no podía hacerlo, que no era “material universitario”. Pero Leticia Egea-Hinton, todavía llamada Leti para sus amigos, familias y la mucha gente que ha trabajado con ella en toda Filadelfia, fue a la universidad y más allá. Obtuvo un título del Chestnut Hill College, otro en Administración Pública de la Universidad Antioch y un máster en Trabajo Social de la Universidad de Pensilvania.
“Soy el tipo de persona que, si me dices que no puedo hacer algo, lo haré”, dijo Egea-Hinton, mirando con naturalidad por encima de sus lentes mientras estaba sentada en la nueva oficina para los miembros de la Junta Escolar en el edificio central del Distrito Escolar en Broad Street. Su aproximación, no sin sentido pero compasiva, caracteriza la manera como atesora sus roles como educadora, madre y abuela, y, más recientemente como una de los nueve representantes de la nueva Junta de Escolar de Filadelfia, el cual ha tomado oficialmente las riendas desde el 1 de julio de la Comisión de Reforma Escolar y asumió el control local del Distrito Escolar por primera vez en casi 17 años.
Las responsabilidades de este trabajo no se pueden subestimar, porque se dedica a crear una junta completamente nueva en un cargo al que no se paga y, con frecuencia, sin mucho agradecimiento y alabanzas de parte de un público que naturalmente se divide entre los asuntos educacionales de la ciudad que más presión ejercen y cómo el Distrito Escolar puede satisfacer mejor esas necesidades. Pero Egea-Hinton dijo que su motivación para asumir el rol viene desde el mismo lugar que la impulsó cuando era niña a buscar y a desarrollar oportunidades para practicar su propio liderazgo.
“He reconocido de forma realista lo bueno, lo malo y lo feo. Y he entendido que a veces la gente me va a querer y a veces me va a odiar, pero mi foco tiene que concentrarse con lo que es la misión y, al final, de lo que se trata es de servir a los niños”, dijo Egea-Hinton.
Y para Egea-Hinton el reto de su trabajo está en el contexto de la enormidad de las luchas que ha enfrentado y visto a otros enfrentar a lo largo de su vida y de su trayectoria. En su experiencia personal, y como educadora, así como gerente gubernamental y no gubernamental, Egea-Hinton conoce de primera mano algunos de los retos que la vida y la pobreza puede lanzarle a la gente, y las puertas que la educación puede abrir para sacarlos de esas situaciones duras.
“Apoyo mucho la educación como un peldaño importante, una puerta que abre posibilidades en las que la gente no a veces no piensa”, dijo Egea-Hinton, haciendo notar que incluso aunque sus padres no fueron a la universidad, ella sí fue capaz de hacerlo para su propia preparación profesional, y ve eso como una opción que todos los niños deberían poder considerar.
Egea-Hinton dijo que ella y el resto de los miembros de la junta están “honrados” de ser parte de este momento sin precedentes en la historia del Distrito Escolar. El SRC, que integra a cinco miembros designados por el estado de Pennsylvania, ha tenido el control durante los últimos 16 (y más) años, y a la nueva junta de representantes se le ha encargado la tarea de redefinir cómo serán el control local y una gobernanza más transparente.
Desde que el alcalde Jim Kenney los nombró en los cargos el 4 de abril, después de un extendido proceso de nominación, la junta de miembros se han dedicado al trabajo participando en una ronda de escucha organizada en varios vecindarios de toda la ciudad, así como han asistido a varios sesiones de orientación e informativas para conocer las especificidades del Distrito Escolar.
Las sesiones de escucha que los miembros de la junta hicieron en diferentes comunidades fueron particularmente informativas, dijo Egea-Hinton.
“Aprendí que tenemos mucha gente en la comunidad que tiene real pasión e interés en la educación de los niños. Y están esos que están interesados en el [nivel] individual pero también están esos que están interesados en un nivel comunitario, en algo mucho más grande”, dijo Egea-Hinton.
Alguno de los temas que Egea-Hinton sacó de esas sesiones fueron a equidad y la transparencia.
“Equidad en el sentido de que mi primera sesión y el grupo de padres eran profesionales jóvenes, con niños listos para empezar la escuela. No querían irse de sus vecindarios o tener que tomar esa decisión porque la calidad de la educación y quizás de la escuela de su vecindario no era la mejor”, dijo Egea-Hinton.
La transparencia, apuntó, fue también una prioridad principal para mucha gente, aunque observó que, “dependiendo de cada comunidad, la transparencia tiene un significado diferente”, para algunos con más preocupación por el presupuesto y para otros por la estructura programática.
Pero, señaló, prácticamente todo el mundo expresó su deseo de comunicarse con la junta, de que la junta “fuera accesible”, lo cual, dijo Egea-Hinton, los miembros de la comunidad definieron es determinado por todo, desde el tiempo de las reuniones, hasta tener algún sentido “de que lo que dijeron y compartieron alguien lo escuchó y lo entendió, y quizás sacó algo de esa compensación para incorporarlo en alguno de los conceptos, ideas y planificaciones”.
Egea-Hinton dijo que como madre en el Distrito Escolar, ha experimentado ella misma falta de transparencia en el proceso.
“A veces como madre no entendía realmente todos los matices, o qué razonamiento había detrás de las decisiones que se tomaban y que podían afectar a mi comunidad o a mis hijos…, porque no era parte de ese proceso”, dijo ella. De sus tres hijas, una fue a una escuela subvencionada y una a la pública Philadelphia High School for Girls.
Para promover transparencia y comunicación, Egea-Hinton dijo que la nueva junta planea tener un sistema de comité que será subdividido para enfocarse en ciertos tópicos, y aquellos que están en la Junta Escolar serían capaces de “tener la oportunidad de venir a un espacio mucho más pequeño y ser capaces de comunicarse y hablar”.
Egea-Hinton, quien es totalmente bilingüe en español e inglés, dijo que no ha sabido mucho sobre lo que mucha gente de las comunidades latinas de Fliladelfia quieren ver en la dirección de la Junta Escolar, pero, apuntó, ella espera ser capaz de tener una reunión del comité que ocurra en una comunidad donde muchos latinos vivan, “para tener la oportunidad de escucharlos y saber cuáles son sus preocupaciones”.
Para Egea-Hinton, esa voluntad de escuchar y procurar los testimonios de los demás es clave en los procesos de toma de decisiones.
Como una líder gubernamental de la ciudad de larga trayectoria que ha trabajado con los habitantes sin techo en Filadelfia, Egea-Hinton trae consigo un conocimiento profundo de las poblaciones más vulnerables aquí y de los tipos de necesidades presentes en una ciudad con casi 26 por ciento de la gente viviendo en la pobreza.
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Ella dijo que su trabajo con la gente sin hogar en la ciudad, incluyendo el tiempo en el que fue subgerente de la Oficina de Apoyo a la Vivienda de la ciudad y directora de la Oficina de Alojamientos y Servicios de Emergencia, le ha dado a ella una conciencia aguda sobre las maneras cómo la pobreza afecta a mucha gente y poblaciones en Filadelfia, además de cómo satisfacer diversas y urgentes necesidades cuando se trabaja con un presupuesto muy limitado.
“He vivido en vecindarios muy empobrecidos, por lo cual tengo un entendimiento de lo que es ser parte de esa población que a veces no se tiene en cuenta o que no tiene una voz lo suficientemente fuerte”, dijo Egea-Hinton.
“Cuando lo miro, no lo hago como grupos específicos de gente, étnicamente hablando, porque lo que une a mucha de la población en realidad es la pobreza”.
Ese hilo de pobreza se ha tejido a lo largo de la propia vida de Egea-Hinton. Se convirtió en la primera de sus hermanos en tener un diploma de bachillerato y sufrió discriminación por su raza y clase cuando se mudó a Filadelfia y asistió a la escuela Hallahan, secundaria católica de niñas, por cuatro años.
Pero Egea-Hinton no es sino optimista frente a los obstáculos-- incluso sus hobbies, como hacer spinning y tejer, involucra un elemento retador que ella parece saborear. Por cada dilema personal o público que menciona, encuentra, más que un resquicio, otro hilo, igual de fuerte, al que aferrarse y del que tirar para impulsar hacia adelante a ella misma y a quienes están alrededor.
En el caso de la secundaria, ese balón de oxígeno de estímulo le vino de su mentor, el padre John Donahue, quien la alentó a ella y a otros estudiantes a pensar en la universidad.
Egea-Hinton ni siquiera se veía preparada para la universidad, dijo, pero eso le encendió el interés de ir tras el sueño universitario y mirar más allá de los puestos como secretaria que ella y otros niños de color fueron educados para hacer.
“Sabes que no siempre tienes las oportunidades que quizás tiene otra gente que vive en otros vecindarios o está tal vez en otras escuelas. Así que lo entiendo desde esa perspectiva”, apuntó.
Es su familia, dijo Egea-Hinton, quien le permitirá estar centrada y la que le da una red de apoyo que la ha ayudado a lo largo de su carrera y ahora en su más reciente rol como líder.
Se ilumina cuando habla de su marido, con quien ha estado casada 34 años, y también de sus hermanas y primos, o cuando sostiene en brazos a su nieto de 10 meses, Liam, quien tendrá que ir a una guardería dos días a la semana debido al horario tan ocupado de su abuela jubilada.
“Ha sido interesante porque no quieres perderte y con eso me refiero a que no puedo dejar a mi familia atrás”, dijo.
“Es un acto de equilibrio”, dijo Egea-Hinton, lista para enfrentar otro reto con gracia y determinación.
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