Laura Montilla, recién graduada de la USC y de ascendencia venezolana, jamás imaginó que el mismo día en que se manifestaba pacíficamente contra la violencia de la policía iba a sufrirla en sus carnes. 

Según reportó a EFE esta joven latina, fue detenida por los agentes supuestamente por violar el toque de queda, cuando lo cierto, asegura Laura, es que el Ayuntamiento de Los Ángeles lo adelantó y por eso ella y sus amigos se encontraban en la calle y quedaron totalmente rodeados por policías. 

Pero la pesadilla recién empezó para ella. Ya que la mujer de 22 años afirma que fue sometida a un trato de verdadera crudeza y que incluyó el abuso sexual, el encierro durante siete horas sometida a música estridente y sin agua ni derecho a llamadas, y su posterior abandono en un cementerio. 

“Estaba esposada contra la pared, y esta señora (agente de policía) vino hacia mí, me golpeó los tobillos y agarró mi vagina y mis pechos en dos ocasiones, pese a que todo el tiempo estaba vigilada por varios policías y era imposible que tuviese algo en mi posesión”, cuenta la venezolana.

Laura recuerda que intentó mantenerse “serena”, pero que los abusos fueron constantes y crecientes. Ahora ha interpuesto una demanda contra el Departamento de Policía de Los Ángeles en la que acusa a los agentes de emplear métodos de tortura militar junto a otra decena de personas.

“Estábamos gritando por ayuda, cuando una agente vino, encendió la radio con música rock al máximo de volumen y nos dejó ahí, sin dar atención médica a nadie pese a que algunos ya estaban con ataques de pánico en esos momentos”, cuenta. 

Luego fue trasladada hasta el Cementerio Nacional de Los Ángeles, en el noroeste de la ciudad, donde la pusieron en libertad a unos 40 minutos de su casa y sin móvil ni cartera.

“Suerte con la vuelta”, le dijeron.

Laura Montilla no ha sido la única persona en denunciar abusos policiales por parte de la policía de L.A.

Julia Dupuis, una angelina de género no binario, también fue esposada y acosada por los agentes por una supuesta violación del toque de queda, según reportó LA Times. 

Los oficiales que le pidieron su identificación, hicieron burlas sobre su género y uno de ellos le palpó un pecho, para inmediatamente darse cuenta de que “había cruzado una línea”, y llamó a otra agente mujer para que acabase de registrarla. 

Para Dupuis, de 21 años, este abuso policial no tiene nada de accidental, sino que es parte de un patrón de acoso sexual que experimentan las personas no binarias y las mujeres a manos de los cuerpos de la ley de LAPD.