Tras el tiroteo policial de Ricardo Muñoz en Lancaster, PA, el 13 de septiembre, la pequeña ciudad de Pensilvania Central se convirtió en el mismo polvorín que se ha visto recientemente en lugares como Kenosha, Wisconsin y Minneapolis, Minnesota.

Ocurrió el martes 15 de septiembre, después de dos noches de disturbios en los que más de 100 manifestantes se agolparon frente a la comisaría de Lancaster. 

Apilaron basura y otros objetos encontrados a lo largo de la calle en las intersecciones para bloquear el tráfico y la policía utilizó "municiones químicas" para dispersar a la multitud. Al final, 12 adultos y un joven fueron detenidos. Al menos siete de ellos fueron detenidos con una fianza de 1 millón de dólares

"Los sospechosos llenaron el contenedor con bolsas de basura adicionales, así como la madera, y prendieron fuego al contenido", dijo la policía en un comunicado.

Inicialmente, hubo una gran indignación por el monto de la fianza.

Sin embargo, según un informe anterior del USA Today, el juez de distrito Bruce Roth, que fijó la fianza, probablemente lo reconsiderará después de la reacción que recibió. Esto incluye al vicegobernador del estado John Fetterman, quien dijo que era "descaradamente inconstitucional".

El juez Roth celebró una audiencia el 17 de septiembre para reducir potencialmente la sentencia. Las personas en cuestión se enfrentan a cargos de conspiración para cometer incendios, disturbios, vandalismo institucional y alteración del orden público.

En la audiencia, el juez redujo algunas fianzas a 50.000 dólares, una a 100.000 dólares, una a 25.000 dólares que fue arrestada en un caso de confusión de identidad y liberó a otras en arresto domiciliario.