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DJ LU/Juegasiempre empezó a darse a conocer como artista urbano en Bogotá, Colombia. Sus obras son una llamada a la reflexión sobre las injusticias sociales. En esta foto, el artista posa de espaldas frente a un mural reciente en Barcelona. Foto: A.R   

DJ LU : “El arte urbano tiene un compromiso con la sociedad”

Conversamos con el artista colombiano DJ LU/Juegasiempre, que lleva más de quince años denunciando los problemas sociales y políticos como la violencia y el…

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A DJ LU, o Juegasiempre, como prefiere darse a conocer ahora, no le gusta decir su nombre real ni que su rostro aparezca en los medios. “La gente piensa que es para protegerme, por cuestiones legales o por seguridad, pero lo hago para no desviar la atención del espectador de lo que interesa de verdad: mi obra, mis murales”, dice este popular artista urbano de Bogotá, Colombia, que el pasado junio viajó a Barcelona invitado por una galería de arte para decorar un mural de la ciudad.

 “Hoy en día nos movemos todos por la idea morbosa de conocer más al artista que a la obra. Y parece que, cuando más extraño, raro o perturbado sea el artista, mejor será su obra”, explica DJ LU delante del mural que ha pintado junto a otro artista local en el Raval, uno de los barrios más multirraciales de Barcelona.

Aprovechando que en verano hay luz hasta altas horas de la tarde, vecinos y turistas se acercan para hacerse fotos frente al colorido muro, donde se aprecian los pictogramas con los que empezó a hacerse famoso por las calles de Bogotá, hace más de quince años:  son sus “señales por un mundo mejor”, como él llama a sus pictogramas compuestos por dos imágenes superpuestas, que aparentemente no tienen ninguna relación. Por ejemplo, una granada de mortero fusionada con una piña (ananas),  “que simboliza el abuso que hacemos de la tierra, forzando los desplazamientos poblacionales”, y que también nos habla de tierras minadas en lugar de labradas, un problema particular de mi país”, dice DJ LU.

Otro pictograma representa una copa de cóctel donde el tradicional palillo pinchando una cereza ha sido sustituido por un fusil, para decirnos “que las guerras las deciden las élites, sin necesidad de mancharse de sangre”. Un tercer pictograma muestra unas tijeras semiabiertas donde las cuchillas son dos ametralladoras, “significando la separación y ruptura de familias”. 
Un tema que precisamente está a la orden del día en los Estados Unidos desde que la Administración Trump ha puesto en marcha su política de mano dura con la inmigración en la frontera sur. 

“Mis pictogramas sirven para avisar a la gente de lo que sucede, para prevenir”, dice DJ LU, convencido de que el lugar para su arte es el espacio público, la ciudad, la calle. “El arte mural debe mostrarnos cosas que los medios tradicionales nos ocultan”, añade.

Su pasión por los pictogramas empezó hace quince años en su Bogotá natal, donde es un artista muy conocido. Dj LU buscaba la manera de atraer la atención ciudadana sobre problemas como la violencia y el narcotráfico, la corrupción, el peso de la religión o la violencia de género. “Son problemas que comprende cualquier colombiano, pero son también problemas globales. Racismo y corrupción hay en todo el mundo”, dice.

Consciente de que debían ser símbolos rápidos de entender, y a la vez estéticos, para llamar la atención del transeúnte, DJ LU llegó a diseñar más de 120 pictogramas, que repite en sus murales por los tres continentes. 

Retratar al otro

Con el tiempo, sin embargo, los pictogramas se le fueron “quedando cortos”, dic. “Era una técnica que ya tenía dominada, y me aburrí”.  Así que se puso a estudiar un postgrado en Fotografía y de allí fue desarrollando un nuevo estilo de arte urbano: pintar retratos a partir de fotografías de personas reales que le llamaran la atención. Suelen ser fotos de personas vinculadas a la calle- skaters, tenderos ambulantes, malabaristas - o pertenecientes a una comunidad marginada o de riesgo, donde luego él ubica su mural. 

Hace tres años, por ejemplo, estuvo trabajando en South Central, uno de los barrios más conflictivos de Los Angeles, de población mayoritariamente negra. Pintó en un muro el rostro de un niño negro partir de una fotografía que le consiguió alguien del barrio.  La madre del muchacho vino a verle mientra pintaba y se emocionó, explica. En otra ocasión, también en South Central, pintó el rostro de una mujer blanca y una negra sobre las persianas de la tienda de unos mexicanos que a menudo era víctima de robos.  Después de pintar el mural, me contaron que "los negros empezaron a ir a la tienda a comprar", explica DJ LU. En Medellín - hasta hace poco una de las ciudades de Colombia más acechadas por la violencia y las guerrillas - el artista hizo retrato de un famoso rapero asesinado en una pelea en el mismo cementerio, junto a su tumba. “La mamá vino a verme pintar y se puso a llorar”, explica el artista, que se emociona al pensar que puede traer “alegría” a estas comunidades. 

Me interesa retratar a los otros, a los que no tienen cabida en los medios tradicionales”, comenta DJ LU.

Como profesor universitario, añade, se ha dado cuenta del poder que tiene la imagen, sobretodo en la cultura occidental, que la ve como una prolongación de la muerte. “Cuando la gente ve su rostro en el muro, engrandecido, se pone feliz, se siente agradecida porque ve que le reconocen en la calle”, dice. “Es una experiencia  maravillosa, especialmente cuando pintas en comunidades de riesgo”.
 
Para su mural de Barcelona, DJ LU decidió incluir tres retratos en blanco y negro de su repertorio habitual : el primero está inspirado en la fotografía dee un skater belga. El segundo es un retrato de un niño inmigrante nepalí de Barcelona, “que simboliza la diversidad de esta ciudad, donde impera la tolerancia y el respeto”; el tercero es la del niño negro de South Central, en L.A. 

He querido reivindicar al otro, al negro, al inmigrante el que no tiene visibilidad”, dice DJ LU, mirando de reojo a un grupo de jóvenes que se ha parado a contemplar su mural en Barcelona. Su obra logra conectar con el público de todo el mundo, sea en Barcelona, Los Angeles, Miami o Bremen, en Alemania, donde acaba de terminar otro mural, "porque los temas que toco son globales", asegura. En Filadelfia todavía no ha trabajado, pero le encantaría “porque es la cuna del graffiti y el arte urbano”, junto con Nueva York”, dice el artista, que ahora se hace llamar Juegasiempre. El apodo hace referencia a su filosofía de vida: “hay que estar siempre dispuesto a dejarse sorprender, a no hacer drama de los problemas cuando uno puede hacer algo por solucionarlo”, explica.   

Y en este aspecto, el arte urbano juega un rol muy importante, “El arte urbano tiene un compromiso con la sociedad. Es muy importante que la calle te obligue a cuestionar cosas, que sea una alternativa al “vivir dormido” que nos impone la publicidad”, concluye.