Oswaldo Vigas: A medio camino entre América Latina, África y Europa
El Museo de Arte de Boca Ratón expone las obras creadas por el artista venezolano en París en la década de 1950 y en Venezuela de 1969 a 1976
América es un cosmos. Nuestro continente está lleno de señales oscuras e indicios: signos telúricos y magia que son componentes recónditos de nuestra condición. Al mismo tiempo que nos revelan algo, estos símbolos también nos comprometen en un mundo inquietante de efervescencia. La intención de mi pintura es alcanzarlos, interpretarlos y traducirlos en nuevas alertas. Mis pinturas están a medio camino entre América Latina, África y Europa
Estas palabras fueron pronunciadas por Oswaldo Vigas (1923-2014), uno de los pintores venezolanos más prolíficos e influyentes del siglo XX, al ser preguntado en una entrevista en los años 50 sobre su visión de las Américas.
Ahora, el Museo de Arte de Boca Ratón dedica una exposición a las obras creadas por el reconocido artista venezolano durante su estancia en el París de la década de los 50 y en Venezuela entre 1969 y 1976.
La exposición es además un homenaje al artista por parte de su hijo, el galardonado cineasta Lorenzo Vigas, ofreciendo una perspectiva fraternal de su relación padre-hijo.
“El arte de mi padre siempre estuvo entretejido con las raíces primitivas de la cultura latinoamericana, sin embargo, ya no es visto simplemente como un 'artista latinoamericano', ahora es reconocido como un artista moderno universal", dice Lorenzo Vigas en la nota de prensa de la muestra. “A través de su obra, restableció las raíces precolombinas de nuestro continente y la herencia africana con un vibrante modernismo europeo y norteamericano. Dedicó toda su vida a crear arte, y nunca dejó de pintar hasta el último día de su vida”, añade.
Tal y como exponen los comisarios de la muestra, Oswaldo Vigas fue conocido por su singular visión inspirada en el orgullo por su identidad mestiza, junto con la historia, la mitología y el arte antiguo de Venezuela, mezclados con influencias del modernismo europeo.
Su carrera artística abarca siete décadas. Su primera exposición individual en los Estados Unidos fue en 1958 en Washington, D.C. Fue un artista "que cerró la brecha entre la iconografía precolombina y los movimientos de arte experimental del siglo 20”, según los organizadores.
“Para el público del sur de la Florida, en la encrucijada de la experiencia latinoamericana contemporánea, esta nueva exposición de la obra de Oswaldo Vigas adquiere un significado completamente nuevo en este momento de la cultura estadounidense”, observa Irvin Lippman, director ejecutivo del Museo de Arte de Boca Ratón.
Pintor y muralista autodidacta, la obra de Vigas incluye pinturas, esculturas, grabados, dibujos, cerámicas y tapices. El artista participó en más de cien exposiciones individuales, y su obra forma parte de numerosas instituciones públicas y colecciones privadas en todo el mundo.
Aunque la abstracción y la figuración se pueden encontrar en sus pinturas, Vigas no quería que su trabajo fuera etiquetado como ninguno de los dos.
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“Un modernista que mezcló magistralmente elementos de cubismo, surrealismo, constructivismo y neofiguración, cada pintura está imbuida de la constante exploración de su identidad mestiza”, señalan desde el Museo.
Las líneas y figuraciones precolombinas se pueden ver fácilmente en su obra. Su afinidad por la forma femenina y su estilo fuerte y gestual son propias de su trabajo. No en vano, Vigas fue contemporáneo de Picasso, Ernst, Léger, Calder, y Lam, y convivió con estos artistas mientras vivía en París durante los años 1950 y 1960 (especialmente Picasso, quien alentó a Vigas a reflexionar sobre su origen ancestral en su obra).
Por otro lado, Vigas fue el primer artista en representar a Venezuela en la Bienal de Venecia cuando se inauguró su pabellón nacional en 1954, y nuevamente en 1962 al organizar la sección venezolana.
Alcanzó éxito en Francia dónde sus obras fueron expuestas junto a artistas como Jean Arp, Chagall, Giacometti, Laurens, Magritte, Matisse y otros.
Vigas regresó definitivamente a Venezuela después de 12 años porque anhelaba aportar al desarrollo artístico de su país utilizando el conocimiento que adquirió en Europa. Esta decisión fue quizás lo que le impidió conseguir la atención internacional alcanzada por sus contemporáneos en París de esa época, según los críticos.
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