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Varias mujeres llevan hoy girasoles amarillos al Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, en La Habana (Cuba). Foto: Ernesto Mastrascusa/EFE
Varias mujeres llevan hoy girasoles amarillos al Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, en La Habana (Cuba). Foto: Ernesto Mastrascusa/EFE

Los “actos de repudio” contra artistas se disparan en Cuba

La artista disidente Tania Bruguera, la curadora Anamely Ramos y la escritora Katherine Bisquet sufren el acoso y los insultos de nostálgicos de Castro. ¿Le…

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Al grito de “¡Mercenaria!” y “perra”. Así recibió un grupo de exaltados a la artista y activista cubana Tania Bruguera el pasado lunes, cuando trataba de llegar al barrio de La Habana Vieja. 

Eran una veintena de personas furiosas, que siguieron aullando el nombre del difunto líder cubano, Fidel Castro, como si acechando a Bruguera estuvieran honrando su memoria. 

Artistas y periodistas llevan casi dos años denunciando las detenciones arbitrarias y el acoso de la Seguridad del Estado mientras luchan por la libertad de expresión en un país donde el arte y la prensa parecen ser los nuevos enemigos. 

Más cuando se celebra, como fue el caso, la conmemoración del inicio de la Guerra de los Diez años -las guerras independentistas de Cuba, en 1868- y tanto este colectivo como los miembros del Movimiento de San Isidro habían decidido realizar un concierto el sábado anterior y una declaración contra la violencia policial, pero ni una cosa ni la otra pudo materializarse porque fueron retenidos durante horas, mientras que su sede llevaba ya unas semana asediada. 

También la curadora de arte Anamely Ramos y la escritora Katherine Bisquet, críticas con el régimen, sufrieron la misma suerte que Bruguera de la parte de una pequeña milicia ciudadana formada por mujeres, que las asediaron a la puerta de la casa de la curadora.

Mientras que numerosos videos inundaban las redes dando cuenta de estos asedios, el gobierno sigue señalando a las víctimas de “mercenarios” a sueldo de Estados Unidos. Aplaudiendo estos llamados “actos de repudio”, que es el nombre con el que en la isla se conoce al “bullying” espontáneo de seguidores del régimen contra ciudadanos disidentes. 

Unos insultos y persecuciones que vivieron su apogeo en décadas pasadas, acompañados de lanzamiento de huevos o de altavoces con música muy alta, y que hoy día parece que vuelven a ponerse de moda entre quienes llaman“mercenarios” a unos pocos pero cumplen el papel de voceros del poder.