El polémico Nacimiento que ha convertido a José, María y Jesús en una familia inmigrante separada
Sin una Estrella de Navidad que los guíe y encerrados en jaulas separadas, este es el particular Belén social de una iglesia metodista de California.
“¿Y si esta familia buscase refugio en nuestro país hoy?”, preguntó la reverenda Karen Clark Ristine, refiriéndose a la historia bíblica de Jesús, María y José que acababa de compartir en un post de Facebook.
La ministra de la Iglesia Metodista Unida de Claremont, en California, salía así al paso de las críticas recibidas por su “chocante” –y hay quien piensa que “oportunista”– Nacimiento: La Sagrada Familia enjaulada, separados, una alegoría a las miles de familias inmigrantes en la frontera entre Mexico y Estados Unidos. Y no es difícil imaginarlo… Al menos tal y como Ristine lo explica:
El Niño detrás de la valla de un centro de detención de la Patrulla Fronteriza, igual que los más de 5.500 menores que han separado ya de sus padres; José y María también aislados.
“Jesús creció para enseñarnos bondad y misericordia y una bienvenida radical a todas las personas", asegura la religiosa.
La tragedia en la frontera es uno de los temas más controvertidos y tristes del año. Según Naciones Unidas, el número de niños encerrados en centros de detención estadounidenses por la política anti inmigratoria de Trump suman más de 100.000, vulnerando los Derechos Humanos y del Menor.
Es una realidad que nos recuerda a ese otro muro, el de Cisjordania, que separa hoy Belén de su vecina Jerusalem en 9 km de distancia, dividiendo a israelíes y palestinos, también contra lo que Amnistía Internacional y las Naciones Unidas puedan decir.
No es la primera vez que esta iglesia metodista es objeto de críticas por sus belenes sociales, todo realizados por el artista John Zachary. E incluso han llegado a sufrir actos de vandalismo:
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En 2014, representaron a una Virgen María sin techo en una parada de autobús con un niño Jesús recién nacido envuelto en arpillera; en 2011, a una pareja homosexual y otra heterosexual. Y en 2013, al menor afroamericano Trayvon Martin, asesinado en Florida por un exvigilante que no fue condenado en el juicio, provocando oleadas de protestas.
Solo una vez, la congregación de Claremont tuvo que parar a Zachary los pies, cuando en 2015 y con objeto de tratar la violencia armada en su nacimiento, pensaba recrear un pesebre de acero con ocho pistolas apuntando al Niño.
“Obviamente -señaló en su día el artista-, era una ida demasiado provocativa, y la gente se asustó. Tenían miedo de lo que pudiera ocurrirles, una protesta de la NRA o un loco entrando en la iglesia”.
Este año sí que se han atrevido. Y aunque las críticas siguen sucediéndose incluso entre la comunidad hispana, Navidad se acerca sin mayores incidentes. Exceptuando, claro está, los miles de centroamericanos que se internan en el desierto sin Estrella que los guíe, camino de Estados Unidos.
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