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Niños llevan pancartas de protesta frente al recinto donde se celebra esta semana la Conferencia sobre el cambio climático de la ONU, COP23, en Bonn, Alemania. EPA-EFE/RONALD WITTEK
Niños llevan pancartas de protesta frente al recinto donde se celebra esta semana la Conferencia sobre el cambio climático de la ONU, COP23, en Bonn, Alemania. EPA-EFE/RONALD WITTEK

Cumbre Cambio Climático Bonn: Más Justicia para el Planeta

La COP23, a la que asisten 25.000 participantes de 200 países, arrancó el pasado día 6 y se cerrará el próximo día 17.  Una de las consignas dominantes h a…

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Puede que Bonn, la antigua capital de Alemania occidental, les quede lejos de su casa. Igual que Ártico, donde los hielos se deshacen a una peligrosa velocidad y países como Noruega compiten por abrir el polo Norte a la exploración petrolera. Pero lo que ocurre en Bonn esta semana es importante para usted y para los miembros de su futura generación.

Desde el pasado 6 de noviembre, delegaciones de 200 países de todo el mundo están reunidas en la ciudad alemana para debatir propuestas para reducir la emisión de gases invernadero y reducir el impacto del calentamiento global en los años venideros.

Organizada bajo la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC), la llamada cumbre COP23 tiene como objetivo "prevenir la peligrosa interferencia antropogénica en el sistema climático", es decir, detener el calentamiento global.

Las directrices que se tomen en el marco del COP23 – que finaliza el viernes 17 de noviembre – son importantes porque el planeta ya está notando de forma significativa las condiciones climáticas extremas provocadas por el calentamiento global (véase los recientes huracanes que afectaron a Houston, Florida o Puerto Rico, donde la población autóctona sigue sufriendo por recuperar la vida normal después de dos meses desde que fue azotada por el huracán y las inundaciones posteriores, o los incendios forestales en California y Portugal).

Tras la cumbre del cambio climático del año 2015 (COP21) , la mayoría de países del mundo – incluido EEUU bajo el mandato de Obama - acordaron firmar el histórico  Acuerdo de París.   El objetivo del tratado era que cada país debía imponerse metas para reducir las emisiones de CO2 para conseguir que el aumento de la temperatura global se mantuviera por debajo de los 2ºC.

No obstante, la administración Trump decidió a principios de verano retirar a EEUU de los acuerdos de París, quedándose prácticamente aislado. Incluso Siria, que por culpa de la guerra estaba fuera del tratado, ha mostrado su compromiso en unirse al tratado.

El hecho de que el segundo país más rico y contaminante del mundo decidiera retirarse del acuerdo ha provocado un efecto inesperado:  “una ola de apoyo sin precedentes para el tratado", escribió Christiana Figueres, portavoz de la plataforma ecologista Sierra Club . "Apoyó la resolución del mundo sobre la acción climática, y por eso todos podemos estar agradecidos".

Las propuestas de la administración Trump para promover la industria del carbón y otros combustibles fósiles parecen surrealistas en un entorno en que la mayoría de gobiernos están de acuerdo en promover energías limpias. China ha mostrado su firme compromiso en desarrollar las energías limpias, sabedora de su alta dependencia en recursos energéticos del exterior.

No solo EEUU está en el punto de mira de las protestas de ecologistas, científicos y organizaciones de lucha contra el cambio climático. El activismo medioambiental ha aprovechado la cumbre de Bonn para mostrar su descontento con el gobierno de Noruega, por haber permitido nuevas prospecciones petroleras en el Ártico, aprovechando el deshielo.

Las organizaciones ecologistas – entre ellas Greenpeace- han abierto una demanda judicial contra el gobierno de Noruega, alegando que las exploraciones petrolíferas en el Polo Norte van en contra de la Constitución y que ponen en peligro el frágil ecosistema ártico. En 2015, Noruega dio licencias a 13 petroleras multinacionales, entre las que se encuentran Statoil, Chevron (EEUU), ConocoPhillipis y Lukoil (Rusia), para que iniciasen exploraciones en el mar de Barent, según informa La Vanguardia.

El litigio judicial presentado por Greenpeace alega que según el artículo 21 de la Constitución noruega, el Estado se compromete a garantizar el derecho a un ambiente sano y saludable para sus ciudadanos, así como a manejar los recursos naturales pensando en las futuras generaciones.

Por otro lado, un grupo de 21 jóvenes del estado de Oregon presentó hace poco una demanda contra el gobierno federal acusándole de “no hacer nada” para impedir los efectos del cambio climático y violar los derechos a la vida, la libertad y el medioambiente amparados en la Constitución de EEUU.

Entre los demandantes esta la nieta del científico y climatólogo de la NASA James Hansen, famoso por haber anunciado el calentamiento global a causa del auge de las emisiones de CO2 en 1988.

En el marco del COP 23, Hansen ha llamado a los países a presentar demandas judiciales contra las mayores compañías de petróleo, carbón, gas y cemento por los daños causados por el cambio climático, reportó esta semana National Geographic.