La otra pandemia en México: Encerrada con un agresor
A pesar de ser ignorada por las autoridades, la violencia doméstica es un problema que ha aumentado considerablemente en México desde el comienzo de la…
Después de las declaraciones machistas de AMLO de la semana pasada, así como sus negativas en mayo contra la violencia doméstica argumentando que "el 90% de las llamadas eran falsas", los testimonios de las víctimas y las estadísticas presentadas por el INEGI muestran lo contrario.
"La Pandemia de la Sombra", como la ha llamado Naciones Unidas, se refiere al aumento de casos de violencia doméstica contra las mujeres que se han producido desde mayo, cuando la gente se vio obligada a quedarse en casa por culpa de COVID-19.
La cuarentena y el distanciamiento social han intensificado el riesgo para las mujeres que viven con los agresores.
Como resultado, las llamadas telefónicas pidiendo ayuda han aumentado en un 80% desde el comienzo de la pandemia, lo que demuestra que quedarse en casa no es la opción más segura para ellas.
En una investigación de El País México, denominada "Confinadas con el agresor", se relatan diferentes testimonios de mujeres que han sufrido violencia doméstica durante el aislamiento.
La inmersión profunda presenta historias de víctimas que han sufrido algún tipo de agresión de género durante los últimos meses, así como la insuficiente ayuda que recibieron de las autoridades.
México es un país en el que la violencia doméstica ha sido históricamente ignorada y, como cualquier otro sistema burocrático mexicano, la respuesta es lenta y generalmente ineficaz.
Lo mismo que ha sucedido con las estadísticas de los casos de COVID-19 ha sucedido con el feminicidio y la violencia doméstica contra las mujeres. Las mediciones no han sido lo suficientemente precisas y las cifras no se ajustan a la realidad del problema.
Según El País México: "Los casos de violencia de género están mucho más extendidos que los denunciados, porque los que se atreven a denunciar son sólo una fracción de los que sufren violencia".
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Aunque más del 30% de las muertes de mujeres se han producido en sus propios hogares, estas muertes no se tienen en cuenta como femicidios. Sin embargo, México tiene un promedio de 10 femicidios por día, y desde enero de este año, más de 1.600 mujeres han sido asesinadas.
A esto hay que añadir que las mujeres que se atreven a denunciar la violencia doméstica se ven a menudo obstaculizadas por un sistema judicial poco fiable que, utilizando como excusa la pandemia, ha estado funcionando a menos de la mitad de su capacidad en los últimos dos meses.
Tal es el caso de Greta, una mujer de 43 años que fue secuestrada por su ex marido durante más de seis meses. Sin embargo, la evidencia de los videos de seguridad no ha sido suficiente y más de dos años desde que presentó su declaración, su ex marido sigue libre.
Una situación similar ocurrió durante la muerte de una mujer llamada Liliana, que apareció una mañana colgada de un árbol en su patio trasero. A pesar del testimonio de un niño que señalaba a su padre como autor del delito y de las huellas en el suelo que indicaban que la víctima había sido arrastrada, los forenses presentaron el caso como un suicidio, dejando al hombre libre de cargos.
Los casos mencionados son sólo la punta del iceberg de un problema mayor en un país en el que las autoridades dejan las investigaciones incompletas y las mujeres terminan siendo revictimizadas por esos hechos.
Como ha declarado Naciones Unidas, la violencia doméstica contra la mujer es la otra pandemia a la que tiene que hacer frente México.
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