El suelo está revestido de baldosas azules y rosas, mientras que los empleados detrás del mostrador lucen alegres uniformes naranjas, rosas y negros. 

“A la hora de diseñar el local elegimos colores que reflejaran la diversidad de gustos de los helados”, explica su propietario, Gabriel Rojas.

Rojas lleva un año y medio al mando de La Guerrerense, una nevería tradicional mexicana, en el Italian Market de Filadelfia. La idea original empezó en Wilmington, DE, donde Rojas abrió el primer local hace diez años para atender a la creciente comunidad hispana. 

La receta de sus helados (con un alto contenido de crema) es distintivamente mexicana y originaria del estado de Guerrero, en México, de donde son Rojas y su familia. 

“El helado mexicano es más cremoso que otros helados”, explica Rojas. “En Guerrero, el helado tradicional se sirve batido, en jarras”. 

En La Guerrerense la oferta de helados es extensa (más de 60 variedades) y los gustos varían desde los sabores típicos, como piña colada o tequila, a otros más divertidos, como piñones, tamarindo o queso. El helado de queso (que realmente sabe a queso) se inspira en la producción de queso de los ranchos de Guerrero. El queso es uno de los gustos más populares del local, aunque mi favorito, sin duda, es el de piñones, de sabor rico y suave.   

También sirven aguas frescas, como horchata, además de nachos y otros platos mexicanos tradicionales, como elotes, chicharrones y esquites, que atraen a un buen número de clientes hispanos. 

“Tenemos muchos clientes hispanos”, explica Stephanie Mendez, una camarera que lleva un año trabajando en La Guerrerense. “Aunque creo que lo que más les atrae es el nombre”. 

Tanto el nombre como el logo de La Guerrerense −una mujer con el cabello negro recogido en dos trenzas y una falda de color rojo− están inspirados en el estado natal de Rojas, Guerrero. 

“Las mujeres indígenas de Guerrero se visten como la mujer del logo”, explica Rojas. “La única cosa que decidí cambiar fue el rostro. Quería un rostro que pareciera más una caricatura”.

Rojas se involucró mucho en todos los aspectos del negocio, desde el diseño del interior a las ventas y transporte de mercancías. Llegó a los Estados Unidos en 1988 y su primer trabajo fue de cortador de fresas en Los Angeles. Más adelante se mudó a Delaware, animado por un amigo, quien le dijo que allí pagaban mejor a los latinos. Con el tiempo decidió volver a México, donde conoció a su esposa, y entonces decidió regresar a los Estados Unidos para sacar adelante a su familia. 

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La idea inicial de Rojas fue montar un restaurante de pescado. Al haber crecido junto al mar, en Iguala, Guerrero, estaba bastante familiarizado con el negocio del pescado. Después de varios años ahorrando y tras conseguir un crédito, Rojas abrió La Cabaña, en Wilmington, DE, en 2002. Seis años más tarde, en 2008, abrió La Guerrerense, también en Wilmington, y fue un gran éxito. Hoy la compañía distribuye sus helados en más de 50 tiendas mexicanas de Delaware, Nueva Jersey y Pensilvania. 

En el futuro, Rojas espera expandir la heladería de Filadelfia con una sección de cafetería. Incluso está considerando tomar algunas clases sobre sobre el arte del café en Ciudad de México. También tiene en mente abrir nuevas heladerías en Filadelfia y en el Bronx, en Nueva York.   

“Esperamos poder continuar creciendo”, sonríe Rojas. “Nuestros helados gustan. Siempre estamos llenos”. 

Para más información sobre La Guerrerense, consulte su página de Facebook: La Guerrerense Philly, o llame al 267 639 9817. Horario de apertura: 11am-10pm, todos los días. Dirección: 1143 S. 9th Street Philadelphia, PA 19147. Precios: $3-$5.