“La Capilla Sixtina de los Antiguos”, el misterioso arte rupestre descubierto en la selva colombiana
Cientos de miles de pinturas que representan a humanos y animales fueron creadas por Da Vincis de la Edad de Hielo con una enigmática finalidad sagrada.
Los acantilados de la Serranía de la Lindosa, en la Amazonia colombiana, son paredes escarpadas rodeadas de una vegetación tan exultante como misteriosa. La vida y sobre todo el pasado se abre paso en esta selva remota donde los arqueólogos hallaron la mayor concentración de arte rupestre del mundo.
Decenas de miles pinturas de animales y humanos que fueron creadas hace unos 12.500 años y han sido bautizadas como “la Capilla Sixtina de los Antiguos” por sus descubridores. Su datación ha sido posible debido a los animales representados, muchos de los cuales están extintos, como el mastodonte, un mamífero similar al elefante que desapareció de Latinoamérica al menos hace 12.000 años, durante la Edad de Hielo.
Otros animales que existen hasta nuestros días, como perezosos gigantes y caballos prehistóricos, también han sido identificados.
Según informa el diario El Español, el hallazgo se produjo el pasado año, pero se ha mantenido en secreto para que sea revelado este mes de diciembre en una serie documental de la televisión británica Channel 4 bajo el título de Jungle Mystery: Lost Kingdoms of the Amazon.
“Cuando estás allí, las emociones fluyen… Estamos hablando de varias decenas de miles de pinturas. Se necesitarían generaciones para registrarlas todas”, señaló el director del equipo de investigadores y profesor de Arqueología de la Universidad de Exter, José Iriarte, a The Guardian.
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"Empezamos viendo animales que ahora se han extinguido. Las imágenes son tan naturales y están tan bien hechas que tenemos pocas dudas de estar mirando a un caballo, por ejemplo. El caballo de la Edad de Hielo tenía una cara salvaje y pesada. Está tan detallado que incluso podemos ver su pelo. Es fascinante", sostuvo.
En la zona de la Serranía de la Lindosa se han producido otros descubrimientos rupestres, aunque su acceso no es sencillo. Tradicionalmente dominados por las FARC, el camino hasta la zona de acantilados se realiza en coche desde San José del Guaviare, a 400 km al sureste de Bogotá, y luego caminando durante cuatro horas al acecho de caimanes.
Una de las preguntas que se hacen los arqueólogos es cómo pudieron realizarse algunas de estas pinturas a tan gran altura que sólo se ven con el uso de drones. Para Iriarte, sin embargo, la respuesta al enigma puede hallarse en una extraña representación de lo que parecen dos torres de madera.
“Es interesante ver que muchos de estos animales grandes aparecen rodeados de hombres pequeños con los brazos en alto, casi adorando a estos animales", concluyó el investigador, sugiriendo su finalidad ritual.
Aunque como él mismo admitía, “sólo estamos escarbando en la superficie”.
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