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 "Vamos a defender a los que nos quedan, a los niños que nos quedan, con nuestras vidas". Photo: AP
 "Vamos a defender a los que nos quedan, a los niños que nos quedan, con nuestras vidas". Photo: AP

El narco se llevó a los hombres, entonces ELLAS cogieron las armas

Un grupo de mujeres michoacanas le planta cara al mismísimo Cártel de Jalisco para defender sus hogares, pero las malas lenguas no piensan lo mismo.

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Son apenas medio centenar de mujeres y algunas de ellas están embarazadas o llevas a sus hijos pequeños a cuestas. También cargan rifles. No les quedó otra opción. 

Las mujeres de El Terrero, un pueblo de la región de Tierra Caliente, en Michoacán, han decidido plantar cara a uno de los cárteles más violentos y poderosos de México para proteger a sus familias, ya que apenas quedan hombres en el lugar. 

La mayoría de ellos murieron o han sido reclutados por el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), que quiere adueñarse del estado. Que se siente su amo y señor. 

Patrullan los campos en grupos para impedir que los pistoleros se cuelen en el pueblo a través de los caminos y ponen controles en las carreteras. Se han tomado la justicia por su mano ante la inacción del gobierno y están hartas de ver desaparecer a sus familiares. 

Así lo reportó Associated Press, que fue en busca de estas guerrilleras improvisadas y recogió historias como la de Eufresina Blanco Nava, cuyo hijo de 29 años, que era recolector de cal, fue secuestrado por presuntos miembros del CJNG y ya nunca lo volvió a ver. 

"Han desaparecido muchas personas... y también chicas jóvenes", dijo Eufresina.

La hija de 14 años de otra de las mujeres, que no quiso ser identificada, también desapareció. 

 "Vamos a defender a los que nos quedan, a los niños que nos quedan, con nuestras vidas", aseguró la guerrillera. "Las mujeres estamos cansadas de ver desaparecer a nuestros hijos, a nuestras familias. Se llevan a nuestros hijos, se llevan a nuestras hijas, a nuestros parientes, a nuestros maridos".

El grupo no sólo emplea armas de asalto y controles para defender su pueblo, sino que han ingeniado incluso tanques caseros a partir de camionetas. Y está en plena batalla, porque “los hombres están escaseando” en la región. 

“Tan pronto como ven a un hombre que puede llevar un arma, se lo llevan", dijo el vigilante no identificado. "Desaparecen. No sabemos si los tienen [como reclutas] o si ya los han matado", dijo una vigilante. 

Según AP, El Terrero ha estado dominado durante mucho tiempo por el cártel de Nueva Familia Michoacana y Los Viagras, pero el de Nueva Jalisco está ganando terreno y controlando áreas cercanas. 

En parte porque cerca del pueblo, al otro lado del Río Grande, se encuentra Naranjo de Chila, donde nació el líder de CJNG Nemesio “El Mencho” Oseguera Cervantes, el capo de la droga más buscado del país. 

Una polémica armada

No todo el mundo ve a estas mujeres como claras defensoras de su pueblo y sus hijos. Hay quien cree que pertenecen a las huestes de bandas como Los Viagras, pero ellas rechazan de pleno esta acusación y admiten que estarían encantadas de que la policía y el ejército vinieran a relevarlas en su lucha. 

"Casi puedo asegurar que no son legítimas activistas de las autodefensas", dijo a AP Hipólito Mora, fundador de un grupo de autodefensa en la vecina localidad de La Ruana que tuvo alzarse en armas contra otro cártel, los Caballeros Templarios, en 2013.

"Son el crimen organizado. Los pocos grupos de autodefensa que existen se han dejado infiltrar; son criminales disfrazados de autodefensa", añadió el hombre, que hace casi un mes anunció que iba a presentarse a las elecciones para gobernador del estado. 

Las acusaciones sobre el grupo no son aisladas, las fuerzas de autodefensa surgidas de la necesidad de sobrevivir al narco y la falta de ayuda gubernamental, son vistas como “ilegítimas” e incluso “criminales” por algunas personas, como el gobernador Silvano Aureoles, que no dudó en señalarlas como una tapadera para “proteger sus actividades ilegales”.

Cuando impera la ley de la violencia, la lucha por la vida se convierte en una amalgama confusa en la que nadie queda a salvo.