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Diego Sánchez (39), ganador en las categorías de peso welter y peso medio. Photo: Getty Images
Diego Sánchez (39), ganador en las categorías de peso welter y peso medio. Photo: Getty Images

Jabs y OVNIS: El día que el boxeador Diego Sánchez vio un “portal de energía” bailar sobre sus puños

El área de Nuevo México tiene un gran historial de avistamientos OVNIS y extraños monolitos trufando el desierto. 

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El cielo en Nuevo México estaba despejado mientras el veterano boxeador reanimaba sus brutales y destructivos puños con el contacto y el desgaste. Su cuerpo no es el mismo que hace veinte años pero si acaso concentra todavía más voluntad para que sus piernas bailen de izquierda a derechas y desgastar al eterno rival fantasmal al que se enfrentan todos los deportistas. 

Conforme se calienta y empieza a cargarse la atmósfera algo brillante y extático, como si lo estuvieran observando, aparece en el lienzo que era el cielo. Es entonces cuando el luchador corre a buscar a su hija para corroborar que no ha enloquecido.

Eso fue lo que le sucedió a Diego Sánchez (39), ganador en las categorías de peso welter y peso medio, que inmediatamente saltaba a las redes para contar lo ocurrido: “Esta mierda ha sido contacto, esta noche ha sido obvio que me estaban observando”. Afrontaba el evento con cierto misticismo animando a la gente a trabajar sus energías y contestaba a sus seguidores explicando que se sentía “bendecido”. 

Otros seguidores cargaban con mucho más cinismo alegando que Diego era el mismo luchador que en otras ocasiones y que se moría por fumar marihuana o que alagó las propiedades de la stevia. A todos ellos replicaba con espiritualidad afirmando que ese día se habría abierto “un poderoso portal de energía” que era motivo de celebración y no de burla.

La realidad parece ser mucho más compleja y en realidad el caso de Diego resulta en la peculiaridad de su fama que ha dado repercusión al avistamiento pero son muchos los que claman sobre acontecimientos similares, especialmente en la zona de Albuquerque y conforme se aproxima uno a la presa Hoover. 

Durante una década triunfó la interpretación de la escuela jungiana según la cual los fenómenos celestes no identificados entraban en la misma categoría que los eclipses del medievo como símbolos colectivos del cambio de un eón mental al siguiente. Sin embargo, conforme se fueron revelando avistamientos de pilotos militares e informes del Pentágono las dudas se fueron materializando, como demuestran instituciones como el Observatorio UFO de Rio Rancho o el incidente Roswell. 

Esa zona en Nuevo México resulta especialmente fructífera y misteriosa. Famosos son el incidente en la Base Aérea de Kirtland en 1957 o la presencia de un monumento astronómico milenario cercano a la presa Hoover pero todavía mucho más prolíficos resultan los avistamientos particulares en las últimas décadas, del que normalmente solo suelen hacerse eco las redes sociales y foros especializados. El caso de Diego Sánchez y la exposición que ha podido darle solo demuestran que siguen habiendo misterios celestes en el cielo de Albuquerque todavía por resolver.