Luego de haber recibido una exención por parte de la organización del primer Grand Slam del año, el Abierto de Australia, el serbio Novak Djokovic arribó con su delegación sin haber dimensionado las repercusiones de esa decisión en la coyuntura actual del país oceánico. 

Aunque al tenista número uno del mundo se le había otorgado la luz verde para hacer parte del torneo sin tener su esquema de vacunación, haciendo uso de una licencia en la que aducía razones médicas para no inocularse los biológicos anticovid, el gobierno australiano enfáticamente le negó el ingreso al país a Nole, por lo que ya no podrá defender su corona en el primer gran abierto del año.

Primero lo había anunciado la ministra del Gobierno Estatal, Jaala Pulford: "El gobierno federal ha preguntado si apoyaremos la solicitud de visa de Novak Djokovic para ingresar a Australia. No, no proporcionaremos a Novak Djokovic asistencia para la solicitud de visa individual para participar en el Grand Slam del Abierto de Australia de 2022".

Y más recientemente, el presidente de Australia, Scott Morrison, se refirió así en su cuenta de Twitter: "La visa del Sr. Djokovic ha sido cancelada. Las reglas son reglas, especialmente cuando se trata de nuestras fronteras. Nadie está por encima de estas. Nuestras sólidas políticas fronterizas han sido fundamentales para que Australia tenga una de las tasas de mortalidad más bajas del mundo por COVID, seguimos estando atentos".

Ante estos hechos, el papá del tenista, Srdjan Djokovic, así como el presidente de Serbia, Aleksandar Vučić, denunciaron malos tratos y persecución contra el jugador, especialmente luego de que a pesar del permiso que le habían otorgado, finalmente le negaran el ingreso tras retenerlo bajo custodia por varias horas.

Aunque Djokovic no ha confirmado si ya recibió o no la vacuna contra el coronavirus, lo que sí manifestó públicamente el serbio fue su desacuerdo con la inoculación. Y aunque el día anterior la polémica quedó servida por el permiso para jugar sin estar vacunado, donde muchos manifestaron un “trato especial” para Novak, hoy también las cosas se habrían podido manejar de una manera más cordial.

Uno de los casos más sonados desde que inició la campaña de vacunación masiva contra la COVID-19, junto al del propio Djokovic, ha sido el del armador de los Nets de Brooklyn, Kyrie Irving, quien después de haber sido separado del equipo para disputar la temporada regular de la NBA, en los últimos días fue llamado para hacer parte de la rotación por cuenta de los lesionados que se han ido acumulando en los diferentes equipos, precisamente por contagios de coronavirus. 

También en la NBA, el “Rey”, LeBron James, se había manifestado inicialmente en contra de las vacunas, algo que luego reguló y admitió públicamente que era la mejor opción para él y su familia. Ejemplo que no ha seguido Bradley Beal, de los Wizards de Washington, quien continúa activamente criticando las vacunas. 

En la NFL, uno de los jugadores más carismáticos de los Ravens de Baltimore, Lamar Jackson, también se rehusó a ser vacunado, a pesar de haber contraído dos veces el virus.

En las grandes ligas, uno de los casos más sonados fue el del primera base de los Yankees de Nueva York, Anthony Rizzo, quien aseguró hacerse responsable de su decisión de no vacunarse.