Iquitos, Perú: 6 de cada 10 personas podría estar contagiada
Perú es el segundo país de la región con más casos confirmados. Iquitos, en la región amazónica, es una de las ciudades más afectadas.
Perú fue el segundo país del continente en entrar en cuarentena. Allí, como ha sucedido en otros países de la región, el gobierno puso en marcha mecanismos de subsidios a la población para garantizar la seguridad alimentaria y a pesar de esto, hoy es el segundo país latinoamericano con más casos confirmados.
De momento, Perú reporta 80.604 casos confirmados de COVID–19, con 2.267 muertes y 25.151 personas que se han recuperado. Aunque la mayoría de los casos están concentrados en Lima –donde ya pasan los 52.000–, uno de los puntos que está causando más preocupación es el departamento de Loreto y su capital, Iquitos.
Loreto es un departamento amazónico, fronterizo con Ecuador, Colombia y Brasil, con una población aproximada de 880.000 habitantes y de éstos, unos 400.000 en Iquitos. Loreto tiene 2.107 casos confirmados, pero la falta de desarrollo de la región implica que tiene muy pocos recursos tanto para diagnosticar como para tratar a los pacientes.
Por esto, Luis Espinosa, el infectólogo del Hospital Regional de Loreto ha comentado a Ojo Público que estima que el número real de contagios debe ser mucho más alto y que, al menos en Iquitos, 6 de cada 10 personas podrían estar infectadas y el número real de muertes por COVID–19 podría ser nueve veces más alta que la reportada en las cifras oficiales: si al 14 de mayo reportaban 92, Espinosa estima que serían 801.
El infectólogo afirma esto basándose en el número de pacientes que han fallecido en el nosocomio en que trabaja, el número de fallecidos en sus casas con síntomas característicos de COVID–19, y los que fallecieron en otros hospitales.
Esto coincide con lo que hace unas semanas declaraba Luis Leonardo Runciman, el decano del Colegio de Médicos del Perú en la Regional Iquitos, a BBC Mundo: “Los dos hospitales de Iquitos están desbordados. No tenemos donde atender a ningún paciente más y eso significa que las personas van a morir en sus casas”.
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Como ha sucedido en todas partes, la crisis provocada por la pandemia ha expuesto todavía más las desigualdades y la falta de inversión social que se han acumulado en las últimas décadas: problemas que no se iban a resolver ni con la estrategia de contención más eficiente del mundo.
Aún así, en el caso peruano resulta paradójico que habiendo sido uno de los primeros países en adoptar la medida de cuarentena, la pandemia creciera tan rápidamente. Igual que ha ocurrido en otros países de la región –como en Chile, donde 400 personas hicieron una fiesta clandestina, o en Colombia, donde miles salieron de viaje cuando se decretó el inicio del simulacro de cuarentena en Bogotá– una parte importante de la población no ha respetado la orden de permanecer en casa.
La manera en que los peruanos han incumplido con la cuarentena –que llevó a la dispersión del virus por todo el territorio– se debería a las siguientes razones, de acuerdo a El Hilo:
- El alto porcentaje de informalidad en la economía.
- Más del 40% de la fuerza activa de trabajo en Perú encajaba en alguno de los sectores económicos que fueron declarados como esenciales por el gobierno.
- El bajo porcentaje de bancarización de la población –que imposibilita las transacciones digitales y hace que los subsidios deban entregarse presencialmente, lo que a su vez facilita las aglomeraciones de gente–.
- Una cultura de vivir día a día, que dificulta comprender la necesidad de aguardar y resistir en cuarentena.
La fuerza de la epidemia en Iquitos no es preocupante solamente por lo que suceda en la ciudad, sino porque en la medida en que el virus se siga adentrando en la selva, podríamos estar ante un verdadero etnocidio que se extienda por el continente.
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