“Una palabra bien dicha, (o escrita...)
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a imagen quizás está cerca de la perfección, evoca que tal vez es posible, y también agradable, ser riguroso, preciso y transparente cuando se expresa un pensamiento, una idea o simplemente se comparte información, a través de las siempre imperfectas palabras.
Mucho se enreda en medio de las palabras que elegimos todos los días, deliberadamente o no, para comunicar nuestros deseos y aspiraciones, o simplemente para defender nuestros propios intereses.
Tomemos, por ejemplo, el periodismo, o la ficción, o la poesía o, simplemente, el último discurso de un político, o de un CEO, o el de uno de esos ambiciosos hombres y mujeres con la aspiración legítima de convertirse en uno de ellos, algún día.
O las palabras triviales elegidas en nuestra propia vida, durante la última conversación que Ud. acaba de tener por teléfono, tras colgar con emoción sincera y auténtica o con un espíritu lleno de engaño o falsedad.
“Por sus obras los reconocerás”, dice la Escritura.
Yo lo llevaría un paso más allá, directamente a las responsabilidades central es de cada uno de nosotros como individuos.
¿Estoy añadiendo opacidad a este mundo, ya de por sí bastante opaco y ambiguo?
¿O estamos sirviendo a nuestra audiencia agua cristalina, no turbia ni contaminada, para contribuir a la comprensión, la confianza, la salud, o el progreso?
Si no, lo más probable es que estemos haciendo exactamente lo contrario.
Les doy la bienvenida a esta primera edición de AL DÍA en 2019, y les aliento a leer, entre otras historias originales publicadas en este número, la entrevista exclusiva con el primer ciudadano estadounidense nacido en México que se postula para un asiento en el Concejo Municipal de Filadelfia, el señor Fernando Treviño.
¡Feliz Año 2019!
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