Vemos la necesidad de enfrentar el trauma histórico y presente que ha sido causado por el Papa y sus antecesores como cabeza de la Iglesia Catolica. Mientras que creemos que nuestra comunidad necesita justicia, respeto, ser aceptados, y muchas otras cosas, reconocemos el deseo de algunos  que también necesitan reconciliar su fe con su identidad de género y con su orientación sexual. Parece  que hay muchos elogios para el Papa Francisco simplemente porque parece ser menos odioso y menos intolerante que sus antecesores. ¡“Menos” ya no es suficiente para nuestra comunidad! Si el Papa está realmente abierto al cambio y a el  progreso entonces Su Santidad, debe ser el que extiende un ramo de olivo a nuestra comunidad. ¿Eso no hubiera sido lo que “Jesús” hubiera hecho?

Pasar tiempo con los cobradores de impuestos y con los pecadores era parte de la mision de Jesus: “yo no he venido a llamar a justos sino a pecadores.” Si Jesús quería alcanzar a los que estaban perdidos, el tenia que tener contacto con ellos. El fue a donde estaban los necesitados porque, “No son los sanos los que necesitan médico sino los enfermos.” Jesús rompió tabúes sociales, pero su presencia en esos lugares demuestra que El miraba más allá de la cultura, a los corazones de las personas. 

El Papa, en su muy anticipada visita a nuestra  ciudad diversa y progresiva, debe sentarse con miembros de la comunidad LGBT en cambio de juzgarnos, ignorarnos, o referirse a las personas trans como “manipulaciones genéticas,” como escribió en su libro:

“Pensemos en las armas nucleares, en la posibilidad de aniquilar en unos instantes un número muy elevado de los seres humanos (…) Pensemos también en la manipulación genética, en la manipulación de la vida, o la teoría de género, que no reconoce la orden de la creación".

Si se cree en el cristianismo, sus creencias nos dice que todos somos pecadores. Pero si los pecadores eran lo suficientemente importantes para que Jesús se sentara con ellos, no somos lo suficiente importante para que el hombre que dice hablar por Jesús, se siente también con nosotros. ¿Si Jesús miró a nuestros corazones, no debe el Papa hacer lo mismo y también mirar a su propio corazón? 

Mientras que el Papa Francisco  camina viviendo en su verdad, es la hora en que nosotros demandemos que caminen con nosotros en nuestra verdad. Nosotros caminaremos en nuestra verdad el 10 de Octubre en la Marcha Trans de Philadelphia. Todas las personas están bienvenidas, esperamos que algún día la Iglesia Católica pueda hacer la misma declaración.