Starbucks & Filadelfia: una amarga infusión de vergonzosa ignorancia
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El factor ignorancia ha vuelto a situar a Filadelfia en los niveles de la ignominia internacional gracias al infame incidente del “arresto en Starbucks’, en el que algunos miembros, bastante tontos, del Departamento de Policía de Filadelfia empeoraron un acto individual de insidiosa discriminación con un arresto innecesario.
La conmoción que se produjo alrededor de las políticas corporativas, procedimientos policiales y disculpas públicas oscurecieron el simple hecho de que un empleado de Starbucks violó la ley de Filadelfia que prohíbe la discriminación en establecimientos públicos y los policías excusaron al infractor de la ley, un blanco, por haber llevado a cabo una incorrecta conducta contra dos hombres negros.
La legislación de Filadelfia protege el “derecho básico a un trato justo y equitativo” en establecimientos públicos, según puede leerse en la página web de la Alcaldía, que incluye entre los establecimientos públicos “lugares donde se sirven alimentos y bebidas”, como una cafetería Starbucks.
La web de la ciudad define que un acto de discriminación se produce “cuando a alguien se le ofrece un trato menos favorable que a otros”.
Un ejemplo cafeinado de alguien recibiendo un trato o servicio menos favorable que los otros ocurre cuando el administrador de un Starbucks le niega el uso del aseo a un hombre negro con la excusa de que debe realizar alguna consumición para tener acceso al inodoro, mientras que a otros clientes les da permiso para usar el baño sin este requisito.
Tal vez el gerente de Starbucks que avisó a la policía sobre los dos hombres negros dos minutos después de que entraran en la cafetería situada entre las calles 18th y Spruce, en la lujosa zona de Rittenhouse Square, no sabía que su despreciable y discriminatoria decisión de prohibirles la entrada al cuarto de baño era ilegal.
Sin embargo, los agentes de la ley que atendieron a su llamada deberían haber estado al corriente de la legislación municipal sobre establecimientos públicos.
Esta inexcusable ignorancia de la ley por parte de los agentes de la autoridad conecta con otra realidad preocupante: el repugnante y perjudicial historial de acoso contra ciudadanos negros que arrastra el cuerpo de policía de Filadelfia (PPD) en el distrito policial que incluye las calles 18 y Spruce, así como en otros barrios del centro de la ciudad.
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En particular, el distrito policial noveno concentra los niveles más altos de detenciones con tintes racistas a peatones de toda la ciudad. Los propios datos de la PPD documentan que los afroamericanos representaron el 67 por ciento de las detenciones policiales en el Distrito Noveno en 2017, a pesar de que los negros representan solo el tres por ciento de la población de ese distrito.
Esta disparidad pone en evidencia la discriminación diaria que sufren negros y latinos, un fenómeno minimizado alegremente por la Alcaldía y demasiadas personas pertenecientes al sector empresarial, civil y religioso de la ciudad - esferas que sufren una alarmante falta de liderazgo ético.
Hay demasiada gente que sigue pasando por alto con demasiada facilidad la realidad del racismo, como si fuera el humo evaporándose de una taza de café caliente.
A menos de dos millas al sur de la calle 18 con Spruce, en el gentrificado barrio de Point Breeze, las prácticas discriminatorias y racistas en lo que se refiere a la concesión de hipotecas va en aumento, cuando hace 55 años que se aprobó la ley federal de Vivienda Justa.
Apenas una milla al suroeste de la 18 con Spruce, el festival anual Odunde, creado en 1975, se enfrenta el menosprecio mostrado por algunos gentrificadores, que no ven con buenos ojos el hecho que el festival callejero afroamericano más grande de los Estados Unidos se organice en “su comunidad”.
El festival Odunde se inspira en el festival de Yoruba, en Nigeria. El líder espiritual de la región de Yoruba, Araba Igayemi Elebuibon, estaba de visita en Filadelfia cuando se organizaron las protestas contra Starbucks, y destacó la importancia del conocimiento como antídoto contra la ignorancia.
La necesidad de informar sobre los daños que ocasiona la discriminación estructural en la dignidad de las personas es fundamental. Y es una necesidad que requiere algo más que dedicar algunas horas a la formación sobre prejuicios implícitos.
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