Rechazado 3 Veces en Periodismo | OP-ED
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Fui rechazado una y otra vez cuando buscaba trabajo, cualquier trabajo por allá en el año 1991 y 1992 cuando llegué a Filadelfia, pero recuerdo muy especialmente estas 3 casos en particular:
Uno fue en Daily News de Filadelfia, otro en “La Actualidad”, el periódico que se publicaba en español en el vecindario hispano de la ciudad donde vivía, y otro el periodíco en español del Miami Herald, el diario El Nuevo Herald, en el centro de Miami.
Tres solicitudes que presenté con entusiasmo a los posibles empleadores de mis talentos, respaldadas por mis amplias credenciales académicas.
Pero yo era literalmente, como reza el proverbio, "la clavija redonda que no cabía en el agujero cuadrado".
"Tú estás bueno es para el Philadelphia Daily News", pronunció el propietario del periódico en español del norte de Filadelfia, el Señor Candelario Lamboy.
El Señor Lamboy me preguntó si podía, en lugar de escribir, vender anuncios para su publicación, lo que en su pragmática opinión era más urgente para la publicación que la superflua actividad de proporcionar una buena historia, o crear un mejor diseño de las páginas en blanco y negro de su modestísimo periódico en español.
¿Quizás podría escribir historias y hacer mejores diseños para que alguien pueda vender algunos anuncios para las páginas que tendrán mejor aspecto? Me atreví a preguntarle al Sr. Lamboy.
"Tú estás bueno es para el Philadelphia Daily News", dijo Candelario Lamboy con su gran sentido práctico...
Su respuesta fue rápida y rotunda. "No, hijo. Tú estás bueno es para el Daily News".
Bueno, al Daily News tampoco le impresionaron mis mis credenciales.
¿Sin experiencia en una sala de redacción de los Estados Unidos?
Era como si un médico graduado en la República Dominicana, por ejemplo, intentara obtener su licencia para ejercer en un hospital estadounidense.
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El trato no fue diferente cuando me entrevisté durante todo un día con el personal mayoritariamente cubanoamericano del Miami Herald en Miami,
Con el personal de El Nuevo Herald, su versión en español, pensé que lo tendría fácil porque mi dominio perfecto del español, escrito y verbal, era tan bueno, o mejor, que el de ellos.
Eso me convertiría en una contratación fácil, pensé.
No necesariamente, como vine a descubrir.
No estaba preparado en absoluto para las preguntas inesperadas, pero ésta me dejó boquiabierto al comienzo de mi larga jornada de entrevistas en Miami hace 30 años.
- "Eres cubano, ¿no?", me dijo la editora.
- “¿Qué?,” pensé.
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